CIUDAD DEL VATICANO, 13 de abril — En una emotiva aparición pública, el papa Francisco, de 88 años, saludó a más de 20.000 fieles reunidos en la plaza de San Pedro durante la celebración del Domingo de Ramos, ofreciendo un mensaje breve pero significativo: “Un buen Domingo de Ramos, una buena Semana Santa”. Este momento marcó otra señal alentadora de su recuperación tras una grave neumonía bilateral que lo mantuvo hospitalizado durante cinco semanas y puso en riesgo su vida.

Aunque aún se encuentra en proceso de convalecencia, el pontífice mostró una notable mejoría física y emocional. Sin tubos nasales para oxígeno suplementario, como había necesitado en su aparición anterior hace una semana, Francisco fue llevado en una silla de ruedas hasta el altar principal. Allí, extendió sus manos para saludar a los fieles que intentaban tocarlo, demostrando su cercanía característica con los creyentes.


Una Aparición Cargada de Simbolismo

La presencia del papa en este inicio de la Semana Santa tuvo un profundo impacto en los asistentes, quienes expresaron gratitud y emoción por verlo nuevamente en público. Durante su recorrido, Francisco se detuvo para bendecir un rosario y entregar dulces a un niño, gestos que reflejan su estilo pastoral cercano y espontáneo.

“Hubo un poco de preocupación cuando cayeron algunas gotas y hacía viento, pero al final nos sorprendió y fue una emoción realmente grande”, comentó Luigi Mighali, uno de los peregrinos presentes. “Creo que sus palabras, ‘buena Semana Santa y buen Domingo de Ramos’, conmovieron a todos”.

Para muchos, esta aparición no solo representó un paso importante en la recuperación del pontífice, sino también un mensaje de esperanza y resiliencia en medio de las dificultades personales y globales.


Un Papado Marcado por la Vulnerabilidad

Esta es la cuarta semana de convalecencia para el papa Francisco, quien ha sido aconsejado por sus médicos a evitar grandes multitudes mientras continúa recuperándose de una crisis respiratoria que afectó gravemente su capacidad para hablar. A pesar de estas limitaciones, el pontífice ha demostrado su determinación por mantenerse activo y visible, incluso si eso implica breves salidas públicas.

Durante su estancia en el hospital Gemelli, donde permaneció desde el 14 de febrero hasta su alta el 23 de marzo, Francisco experimentó momentos críticos que pusieron a prueba su fortaleza física y espiritual. En su primera salida tras regresar al Vaticano, visitó la basílica de Santa María la Mayor para orar ante el icónico icono de la Virgen María, Salus Populi Romani, una tradición que suele realizar antes y después de viajes importantes.

En días recientes, además de su participación en la ceremonia del Domingo de Ramos, el papa recibió en privado al rey Carlos III de Inglaterra y la reina Camilla, y realizó un recorrido improvisado por la basílica de San Pedro, deteniéndose para orar y agradecer a restauradores que trabajan en las obras maestras del templo.


Oraciones por la Paz y la Humanidad Sufriente

En su bendición dominical, aunque escrita debido a sus limitaciones vocales, Francisco agradeció profundamente las oraciones de los fieles durante su enfermedad. “En este momento de debilidad física, me ayudan a sentir aún más la cercanía, la compasión y la ternura de Dios”, expresó.

El pontífice también dedicó sus oraciones a aquellos que sufren en conflictos globales, mencionando específicamente a Sudán, Líbano, Ucrania, Oriente Medio, República Democrática del Congo, Myanmar y Sudán del Sur. Su llamado a la paz y la solidaridad resonó en una homilía preparada, leída por el cardenal Leonardo Sandri, vicedecano del Colegio de Cardenales, quien lideró las celebraciones litúrgicas.

Sandri destacó la importancia de llevar “la cruz de aquellos que sufren a nuestro alrededor”, recordando a los fieles que la Semana Santa no solo conmemora el sacrificio de Cristo, sino también el compromiso de los cristianos con los marginados y oprimidos.


Contraste entre Alegría y Sufriente Reflexión

El Domingo de Ramos marca el inicio de la Semana Santa, una celebración que combina la alegría inicial de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén con la reflexión sobre su posterior crucifixión y muerte. Los fieles abandonaron la plaza de San Pedro llevando consigo ramas de palma u olivo bendecidas, símbolos de la fe y devoción que contrastan con el sufrimiento que culmina el Viernes Santo.

Para algunos, como la monja peruana Yesica Andagua, la presencia del papa en este día especial tuvo un significado particular. “La verdad es que me ha dado mucha alegría, al menos a mí, ver que está mejorando y que se mejore pronto, si Dios quiere”, dijo Andagua, reflejando el anhelo compartido por millones de católicos en todo el mundo.


Conclusión: Un Liderazgo Inspirador en Tiempos de Adversidad

La aparición del papa Francisco en el Domingo de Ramos no solo subraya su lenta pero constante recuperación, sino también su capacidad para inspirar esperanza y unidad en momentos de fragilidad personal y global. A pesar de las restricciones médicas y vocales, su presencia en la plaza de San Pedro transmitió un mensaje claro: la fe puede florecer incluso en medio del sufrimiento.

¿Qué papel desempeñará Francisco en los próximos eventos de la Semana Santa? Aunque el Vaticano aún evalúa su participación, lo cierto es que cada aparición del pontífice en estos días sagrados será seguida con atención y gratitud por los fieles que ven en él un ejemplo de resistencia y amor incondicional.

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