TEHERÁN, Irán, 6 de junio.- Una nueva prohibición de viajes a Estados Unidos impuesta por el presidente Donald Trump ha provocado una mezcla de indignación, frustración y resignación entre los iraníes, reavivando recuerdos de políticas similares adoptadas durante su primer mandato y exacerbando las ya tensas relaciones entre Teherán y Washington.
La medida, que prohíbe nuevamente la entrada de ciudadanos iraníes a territorio estadounidense, se produce en un momento de incertidumbre respecto a las negociaciones nucleares y marca un retroceso en los tímidos acercamientos diplomáticos que comenzaron tras el regreso de Trump al poder. Aunque inicialmente los mercados iraníes mostraron signos de recuperación y optimismo ante la posibilidad de un nuevo acuerdo, las señales actuales apuntan a un estancamiento en el diálogo y una política exterior más agresiva desde Washington.

“Ahora entiendo que Trump está en contra de todos los iraníes, y su actitud no se limita al gobierno”, expresó Asghar Nejati, un farmacéutico de 31 años residente en Teherán, reflejando un sentimiento generalizado de injusticia colectiva.
Una medida con impacto humano y simbólico
La decisión golpea especialmente a los estudiantes iraníes, que históricamente han mantenido vínculos académicos con Estados Unidos. Incluso tras la Revolución Islámica de 1979, miles pudieron ingresar a universidades estadounidenses. Entre 2018 y 2024, un promedio de 10.000 estudiantes iraníes viajaron anualmente a EE.UU. Hoy, esa posibilidad queda truncada.
“Esta es otra decisión absurda. Trump no puede alcanzar sus objetivos ejerciendo presión sobre los iraníes de a pie”, lamentó Mehrnoush Alipour, diseñadora gráfica de 37 años. “Las dos naciones pueden tener mejores relaciones a través de la apertura, no de restricciones”.
Otros, como Mahdieh Naderi, empleada bancaria, vinculan la decisión a frustraciones políticas más amplias de Trump. “Está desquitándose por sus fracasos en lograr treguas en las guerras de Israel con Hamás y de Rusia con Ucrania”, dijo. “También se queja de los chinos y de otros que viven en Estados Unidos”.
Estados Unidos ya no es el único destino
Algunos ciudadanos iraníes apuntaron que el interés por Estados Unidos ha disminuido en los últimos años. “Dos de mis nietos se fueron a Canadá para estudiar. Los iraníes ya no están tan interesados en EE.UU. como antes”, afirmó Mohammad Ali Niaraki, de 75 años. También mencionó el creciente atractivo de países como Emiratos Árabes Unidos, con economías más estables y políticas migratorias menos restrictivas.
Una minoría apoya la decisión
Aunque la mayoría critica la medida, existen voces a favor. Mehri Soltani, residente en Teherán, respaldó la postura de Trump: “Un montón de gente mala, terroristas y asesinos también quieren ir a EE.UU. Así que su política es correcta. Está haciendo lo correcto”.
También hubo quienes cuestionaron la coherencia de las autoridades iraníes, señalando que varios altos funcionarios tienen familiares viviendo en Estados Unidos. “Si se impone esta medida, deberían empezar por expulsar a los hijos de nuestros líderes que están allá”, apuntó un ciudadano que pidió no ser identificado.
Un millón de iraníes en EE.UU.
Se estima que cerca de un millón de personas de origen iraní residen actualmente en Estados Unidos, muchas de ellas con fuertes vínculos familiares y profesionales con Irán. La nueva prohibición podría tensar aún más esos lazos, dejando en el limbo a miles de familias.
En un contexto internacional dominado por conflictos abiertos y diplomacia agresiva, esta nueva medida amenaza con agravar el aislamiento iraní y sembrar más resentimiento entre sus ciudadanos, a quienes se les sigue negando la posibilidad de separación entre el pueblo y el poder.
Mientras las tensiones crecen, el futuro de las relaciones entre ambos países parece más incierto que nunca.