Madrid, 10 dic.- A sus 82 años, Paul McCartney ofreció este lunes un espectáculo inolvidable en el WiZink Center de Madrid, el primero de dos conciertos con entradas agotadas, donde repasó seis décadas de su trayectoria musical con energía, humor y una producción espectacular.
Con un aforo de 15.600 personas, según cifras de la promotora, el público recibió al legendario ex Beatle con entusiasmo desbordante, especialmente tras ocho años de ausencia desde su última visita a España en el desaparecido estadio Vicente Calderón.
Una noche de clásicos y emoción
El concierto inició con el icónico “¡Hola, España! ¡Buenas noches, Madrid!”, que McCartney pronunció en perfecto español, provocando la euforia de los asistentes. Abrió con ‘Can’t Buy Me Love’, seguida de clásicos de The Beatles como ‘Got To Get You Into My Life’ y cortes menos habituales como ‘Getting Better’.
Los éxitos de Wings también tuvieron su espacio, con piezas como ‘Let ‘Em In’ y una potente interpretación de ‘Nineteen Hundred and Eighty-Five’. Durante un tramo más íntimo, McCartney se sentó al piano para deleitar con ‘My Valentine’, dedicada a su esposa Nancy, y la icónica ‘Maybe I’m Amazed’.
En una de las secciones más emotivas de la noche, subido a un podio iluminado, interpretó ‘Blackbird’ y ‘Here Today’, esta última dedicada a John Lennon, en una exposición solitaria y conmovedora que suplió cualquier limitación vocal.
Recuerdos y homenajes
El repertorio incluyó una diversidad de etapas de su carrera, con momentos de homenaje a sus compañeros de The Beatles. ‘Something’, dedicada a George Harrison, y ‘Love Me Do’, recordaron los inicios de la banda, mientras que la reciente ‘Now And Then’, elaborada con inteligencia artificial a partir de grabaciones de Lennon, añadió un toque contemporáneo.
El clímax llegó con una serie de canciones inolvidables: ‘Ob-La-Di Ob-La-Da’, ‘Get Back’, ‘Let It Be’ y un electrizante ‘Live and Let Die’ con efectos de pirotecnia que transformaron el escenario en una explosión visual.
Un cierre inolvidable
Para los bises, McCartney regresó al escenario ondeando las banderas de España, el Reino Unido y el arcoíris del orgullo, interpretando ‘Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club’, ‘Helter Skelter’ y ‘The End’. Sin embargo, el momento más mágico fue ‘Hey, Jude’, donde el público convirtió el WiZink Center en un coro unísono, consciente de la irrepetibilidad de la noche.
Paul McCartney demostró una vez más por qué sigue siendo una figura fundamental en la historia de la música, dejando a Madrid con una noche que permanecerá grabada en la memoria de quienes tuvieron la fortuna de asistir.