La Iglesia Católica en México celebra la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado en Ciudad Juárez

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Ciudad Juárez (México), 23 sep.- Este domingo, la Iglesia Católica en México conmemoró la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado con una misa especial en la catedral de Ciudad Juárez, Chihuahua. Este evento, promovido por el papa Francisco, busca sensibilizar a la sociedad sobre la situación de millones de personas desplazadas por la violencia, la pobreza y los desastres naturales.

Con banderas de diversos países centroamericanos y veladoras en el altar, el obispo de Ciudad Juárez, José Guadalupe Torres Campos, hizo un llamado a la solidaridad hacia los migrantes. “Hoy tenemos esta misa aquí en la catedral. Vamos a pedir por ellos, por sus familias, que el Señor los cuide y los proteja. Ellos van caminando, sufriendo en el trayecto. Vamos a tenderles la mano en todo sentido”, expresó.

Durante la ceremonia, se ofrecieron oraciones por los migrantes que han perdido la vida en su camino hacia Estados Unidos y por aquellos que enfrentan condiciones adversas en los albergues y rutas migratorias. Torres Campos subrayó la importancia de Ciudad Juárez como un punto clave en el tránsito migratorio y el papel activo que la Iglesia ha asumido en la atención de estas personas.

La Jornada Mundial del Migrante y Refugiado, celebrada anualmente el último domingo de septiembre, fue instituida por el papa Pío X en 1914 y ha cobrado mayor relevancia bajo el liderazgo de Francisco, quien ha hecho de la defensa de los migrantes una prioridad.

“Hoy es un día muy importante para los inmigrantes de todos los países. Todos lo hacemos por un sueño, por un futuro para nuestras familias”, comentó Jorge Luis Osue, un migrante venezolano.

Ciudad Juárez ha sido un punto neurálgico en el fenómeno migratorio en los últimos años, con miles de migrantes de Centro y Suramérica, el Caribe y otras regiones que llegan a la ciudad con la esperanza de cruzar a EE. UU. Esta situación ha generado una sobrecarga en los servicios de atención y refugio.

Yonniel Acosta Carreño, otro migrante venezolano, compartió su experiencia: “El camino ha sido muy difícil porque me secuestraron. He enfrentado muchos obstáculos, pero gracias a Dios estoy aquí, tranquilo, haciendo mis citas y avanzando”.

En esta frontera, donde la migración es una realidad cotidiana, la jornada sirve como un recordatorio de la urgente necesidad de acción y empatía en un contexto global donde el desplazamiento forzado sigue en aumento.

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