WASHINGTON, 15 de abril — El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recibió este lunes en la Casa Blanca a su homólogo salvadoreño, Nayib Bukele, en una reunión marcada por el anuncio de un acuerdo migratorio que ha generado controversia internacional. Durante el encuentro, ambos líderes dejaron claro que no planean permitir el regreso a territorio estadounidense de Kilmar Ábrego García, un migrante enviado por error a la megacárcel salvadoreña Centro de Confinamiento para el Terrorista (Cecot), pese a las órdenes judiciales y del Tribunal Supremo de EE.UU.


El Controversial Caso de Kilmar Ábrego García

El caso de Kilmar Ábrego García, un ciudadano salvadoreño deportado bajo acusaciones de vínculos con el crimen organizado, ha capturado la atención mediática y política en las últimas semanas. Aunque Ábrego García contaba con una orden judicial que bloqueaba su deportación y el Tribunal Supremo de EE.UU. ordenó su retorno al país norteamericano, el gobierno salvadoreño insiste en mantenerlo bajo custodia en el Cecot.

Durante la rueda de prensa conjunta en el Despacho Oval, Bukele fue enfático al descartar cualquier posibilidad de liberarlo o devolverlo a Estados Unidos:

«Por supuesto que no voy a hacerlo. ¿Cómo voy a enviar de contrabando a un terrorista a Estados Unidos?», declaró Bukele, quien reconoció que podría ordenar su excarcelación pero aseguró que no lo hará porque “no nos gusta mucho liberar terroristas en nuestro país”.

El mandatario salvadoreño argumentó que la decisión forma parte de sus esfuerzos para mantener a El Salvador como el “país más seguro” de América Latina, evitando que vuelva a ser conocido como la “capital mundial de los asesinatos”. Sin embargo, estas afirmaciones han sido cuestionadas por organizaciones de derechos humanos, que han denunciado abusos sistemáticos durante el estado de excepción impuesto por Bukele desde 2022.


Declaraciones de la Fiscal General de EE.UU.

La fiscal general de Estados Unidos, Pam Bondi, también presente en la reunión, reiteró que el regreso de Ábrego García no depende del gobierno estadounidense, ya que se encuentra bajo custodia salvadoreña. No obstante, Bondi aseguró que EE.UU. estaría dispuesto a facilitar un avión para su traslado si El Salvador accediera.

Bondi reiteró las acusaciones contra Ábrego García, afirmando que es miembro de la pandilla Mara Salvatrucha (MS-13), a pesar de que no tiene antecedentes penales en EE.UU. Estas declaraciones han sido ampliamente criticadas por defensores de derechos humanos y familiares del afectado, quienes insisten en su inocencia.


El Asesor Stephen Miller y la Propuesta de Trump

El asesor de Trump, Stephen Miller, arquitecto de las duras políticas migratorias de la administración republicana, defendió la postura de mantener a Ábrego García en El Salvador. Argumentó que sería “arrogante” decirle a otro país cómo manejar a sus ciudadanos, ignorando las órdenes judiciales emitidas por tribunales estadounidenses.

En un giro aún más polémico, Trump propuso extender esta estrategia migratoria para incluir a ciudadanos estadounidenses acusados de crímenes:

“No sé cuáles son las leyes, pero también tenemos criminales locales y me gustaría incluirlos en el grupo de gente que sacamos de este país”, declaró Trump, sugiriendo que podrían ser enviados al Cecot junto con migrantes deportados.

Los micrófonos captaron además una broma entre Trump y Bukele, donde el presidente estadounidense comentó que el mandatario salvadoreño probablemente necesitaría “construir cinco cárceles más” para cumplir con esta visión.


Acuerdo entre EE.UU. y El Salvador

El acuerdo entre ambos países incluye un auxilio financiero de 6 millones de dólares para El Salvador con el fin de utilizar el Cecot, una prisión de máxima seguridad conocida por sus condiciones extremas y criticada por organizaciones de derechos humanos, para albergar a migrantes expulsados de EE.UU. bajo acusaciones de pertenecer a organizaciones criminales transnacionales, como el Tren de Aragua (Venezuela) y la MS-13.

Este plan se basa en una norma de 1798, la Ley de Enemigos Extranjeros, que Trump invocó el pasado 15 de marzo para enviar al Cecot a 238 venezolanos y 23 salvadoreños, incluyendo a Ábrego García. Este uso de legislación histórica ha generado preocupación entre expertos legales, quienes advierten sobre los riesgos de violar principios fundamentales de derechos humanos y debido proceso.


Críticas de Familiares y Defensores de Derechos Humanos

La esposa de Ábrego García, Jennifer Vásquez, denunció públicamente la semana pasada la injusticia cometida contra su esposo. Durante una conferencia de prensa, Vásquez defendió su inocencia y criticó duramente tanto a Trump como a Bukele:

“Mi esposo no es un criminal. Es víctima de un sistema injusto que utiliza a personas indefensas como fichas políticas”, afirmó Vásquez, quien exigió su inmediata liberación y retorno a EE.UU.

Organizaciones internacionales de derechos humanos han señalado que el uso del Cecot para encerrar migrantes representa una violación flagrante de normas internacionales. Además, han expresado preocupación por las condiciones infrahumanas dentro de la prisión, donde los detenidos enfrentan restricciones extremas y falta de acceso a servicios básicos.


Relación entre Trump y Bukele: Un Modelo Polémico

El tono de la reunión fue de total sintonía entre ambos líderes, quienes destacaron su alianza estratégica en materia de seguridad y migración. Trump elogió a Bukele como un modelo regional, a pesar de las críticas hacia el estado de excepción en El Salvador, que ha llevado a la detención masiva de más de 70,000 personas bajo sospecha de vínculos con pandillas.

El mandatario estadounidense incluso bromeó sobre la apariencia juvenil de Bukele, diciendo:

“Me impresionó cuando lo conocí. Parecía un adolescente. Y sigue igual”, comentó Trump, refiriéndose a su primer encuentro en 2019.


Conclusión: Una Alianza Polémica y Sus Implicaciones

¿Qué significa esta alianza para la región? La colaboración entre Trump y Bukele refleja un enfoque cada vez más duro hacia la migración y la seguridad, pero también plantea serias preocupaciones sobre la erosión del estado de derecho y los derechos humanos.

Mientras Trump busca consolidar su legado como un líder inflexible frente a la inmigración, Bukele aprovecha el respaldo estadounidense para legitimar sus políticas de mano dura, a pesar de las críticas internacionales. El caso de Kilmar Ábrego García sirve como un recordatorio de las consecuencias humanas de estas decisiones políticas, mientras ambas naciones avanzan en un camino marcado por la incertidumbre jurídica y ética.

Hasta que se aborden estas tensiones, las calles y cárceles seguirán siendo escenarios de resistencia y debate sobre el futuro de la justicia y los derechos fundamentales en América.

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