RÍO DE JANEIRO, 18 Nov.- La Cumbre del G20 comenzó este lunes en Río de Janeiro con la presentación de la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, una ambiciosa iniciativa liderada por el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva. Con el respaldo inicial de 147 miembros fundadores, incluyendo 81 países, 24 organizaciones internacionales, y destacadas instituciones como el Banco Mundial y el BID, esta alianza busca abordar uno de los problemas más urgentes de la humanidad.
La iniciativa tiene como objetivo directo beneficiar a 733 millones de personas que, según la FAO, enfrentan hambre en 2023. Entre los compromisos asumidos, se destacan proyectos que impactarán a unas 500 millones de personas a través de transferencias de renta y proveerán alimentación escolar a 150 millones de niños. Países como Burundi, Togo e Indonesia lideran con propuestas específicas que ya cuentan con apoyo logístico y financiero.
“Mientras haya familias sin comida en la mesa y niños mendigando en las calles, no habrá paz. El tiempo para alcanzar las metas de desarrollo sostenible se nos agota. Esta es la última oportunidad que tenemos para lograrlo”, expresó Lula en su discurso inaugural, invitando a otros países a sumarse.
Argentina se abstiene, Milei desafía la agenda global
La única ausencia notoria entre los miembros del G20 en la alianza fue Argentina, cuyo presidente Javier Milei rechazó adherirse al considerar que la agenda de desarrollo sostenible no se alinea con sus principios. Este distanciamiento subraya las diferencias entre el enfoque globalista de Lula y la postura más aislacionista del mandatario argentino.
Hambre, pobreza y más: la agenda de la cumbre
Además de la Alianza Global, la cumbre abordará otros temas críticos como la transición energética, la lucha contra el cambio climático y la reforma de la gobernanza global. La ausencia destacada del presidente ruso Vladímir Putin contrasta con la participación de otros líderes mundiales como Joe Biden y Xi Jinping.
Documentos clave y compromisos
Entre los acuerdos firmados se incluyen los términos de referencia, el marco de gobernanza de la alianza y un modelo para declaraciones de compromiso de los miembros. Cada país beneficiario deberá diseñar su propio plan para combatir el hambre y la pobreza, con el apoyo financiero y técnico de las instituciones internacionales.
El ministro de Desarrollo Social de Brasil, Wellington Dias, enfatizó que el modelo brasileño de transferencia de renta es un ejemplo probado de éxito y que la alianza ofrecerá proyectos adaptables a otras realidades. “Acabar con el hambre no es tan difícil ni prohibitivo en costos. El mundo ya sabe lo que funciona”, afirmó.
Un llamado a la acción antes de 2030
Lula instó a los países a unirse con urgencia, destacando que la meta para erradicar el hambre y la pobreza extrema para 2030 está cada vez más cerca. La cumbre concluirá este martes, consolidando a Brasil como un actor clave en la lucha por el desarrollo sostenible y la justicia social.
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