Nueva York, 16 ago. – Este jueves, cientos de vendedores ambulantes en Nueva York, en su mayoría inmigrantes, se manifestaron para exigir a la Administración local la aprobación de un paquete de reformas destinado a mejorar el acceso a licencias comerciales. El paquete, conocido como Plataforma de Reforma de Vendedores Ambulantes, incluye cuatro proyectos clave diseñados para reducir las multas, crear una división de asistencia específica para vendedores dentro de los servicios para pequeñas empresas, y evitar la aglomeración en áreas públicas.
En la ciudad de Nueva York, cerca de 20.000 personas, en su mayoría inmigrantes, personas de color y veteranos, trabajan como vendedores ambulantes. Este sector contribuye significativamente a la economía local, con un impacto económico de 712 millones de dólares en impuestos a nivel de ciudad, estado y gobierno federal, y 293 millones de dólares en contribuciones a la economía local.
Sin embargo, muchos vendedores enfrentan problemas debido a la falta de licencias, lo que ha llevado a un incremento de las multas y la confiscación de mercancías. Tras la pandemia y la reciente ola de inmigración, la demanda de licencias ha superado la oferta, lo que ha provocado un aumento en la presencia de vendedores sin licencia que luchan por mantener a sus familias.
El vecindario de Queens, conocido por su alta diversidad étnica, ha sido uno de los más afectados, con frecuentes intervenciones de las autoridades. Los vendedores marcharon desde el bajo Manhattan hasta la Alcaldía, respaldados por la Coalición por la Justicia de los Vendedores Ambulantes, para exigir la reparación de un sistema que consideran “roto”.
“Queremos justicia para todos los vendedores”, “Amo a nuestros vendedores” y “Somos pequeños empresarios. Sin nuestro sacrificio no hay superación”, eran algunos de los lemas en sus pancartas.
Yesenia, una vendedora mexicana que ofrece dulces tradicionales en El Bronx, relató a EFE que ha sido multada con 50 dólares por no tener licencia y que a menudo regresa a casa con tan solo 40 dólares después de una jornada de trabajo. Aunque no ha vivido personalmente la experiencia, ha visto a otros vendedores “correr” para evitar ser multados o que se les decomise su mercancía.
Vivien Grullón, quien ha vendido complementos en Queens durante 29 años, describió cómo el miércoles tuvo que recoger rápidamente su mercancía y escapar de las autoridades, que confiscaron grandes cantidades en el condado. Además, denunció que la falta de permisos ha llevado a la proliferación de un mercado negro, donde los permisos para carros de venta de comida se alquilan por miles de dólares.
Un análisis reciente del periódico digital The City reveló que las citaciones por ventas no autorizadas en los parques de la ciudad han aumentado en un 30% en 2023 en comparación con 2019, reflejando la creciente presión sobre los vendedores ambulantes en la ciudad.