Roma, 22 de junio.- La isla de Capri, joya del turismo en el Mediterráneo, ha tomado la decisión sin precedentes de cerrar sus accesos a los turistas debido a una grave avería en su sistema de suministro de agua. Esta medida, que entró en vigor de inmediato, fue anunciada por el alcalde Paolo Falco, quien ha emitido una ordenanza restrictiva que sólo permite el acceso a los residentes locales, personal sanitario, fuerzas del orden y trabajadores encargados del transporte de mercancías.
La crisis comenzó tras detectarse una significativa avería en las tuberías que abastecen de agua a la isla desde Castellammare di Stabia, en la península italiana. El alcalde explicó que la isla se encuentra en un estado crítico de escasez hídrica, incapaz de cubrir las necesidades básicas de sus habitantes, situación que podría verse dramáticamente agravada por la presencia de turistas.
La ordenanza se mantendrá activa hasta que se resuelva la emergencia hídrica, sin una fecha estimada de conclusión. Esta medida ha causado un considerable desconcierto entre cientos de turistas que ya se encontraban en el puerto de Nápoles esperando embarcar hacia la isla para disfrutar del fin de semana. Además, aquellos que habían llegado a Capri antes del anuncio fueron obligados a dejar la isla, a pesar de tener reservas confirmadas, sumando frustración a la ya tensa situación.
El abrupto cierre de Capri a los visitantes refleja la vulnerabilidad de los destinos turísticos insulares, especialmente en tiempos de crisis de infraestructura esencial, y subraya la urgencia de implementar soluciones sostenibles para garantizar el bienestar de los residentes y la viabilidad del turismo, uno de los pilares económicos de la isla.