Cómo afecta el café al colesterol y cuál es la forma más saludable de prepararlo, según expertos

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REDACCION SALUD, 26 julio. – Aunque para muchos el café es un ritual imprescindible para comenzar el día, su forma de preparación podría tener implicaciones inesperadas para la salud, especialmente en lo que respecta al colesterol. Según advierte la gastroenteróloga Karen Alarcón, el café contiene cafestol, una molécula que puede elevar el colesterol LDL, conocido como “colesterol malo”.

Este compuesto está presente en distintas proporciones dependiendo de cómo se elabore el café. Los métodos que más cafestol concentran son, en este orden: el café expreso, el preparado en cafeteras de émbolo o prensa francesa, seguido por el café instantáneo. El método más seguro, según la especialista, es el café filtrado con papel, ya que este sistema elimina hasta un 95% de los diterpenos responsables del aumento del colesterol.

Tipos de café más recomendables:

Método de preparaciónNivel de cafestolRecomendación
Expreso / Prensa francesaAltoMenos recomendable
Café instantáneoMedioAceptable con moderación
Café filtrado con papelBajoMás recomendable

Alarcón también aconseja optar por filtros ecológicos, sin blanquear y libres de cloro, así como elegir café natural en lugar del torrefacto, ya que este último contiene azúcar añadido durante la tostación. Asimismo, la variedad arábica, con menor contenido en cafeína y mayor calidad, sería preferible frente a la robusta.

¿Y si ya tienes colesterol alto?

En caso de estar bajo tratamiento por hipercolesterolemia, lo ideal sería evitar completamente el café y optar por alternativas como el té verde, la raíz de achicoria, el ginseng o infusiones como la menta, que ofrecen propiedades estimulantes sin los efectos secundarios de la cafeína.

Beneficios y riesgos del café

El café, en dosis moderadas, tiene efectos positivos comprobados: mejora la concentración, activa el tránsito intestinal y facilita el estado de alerta. No obstante, también puede causar nerviosismo, palpitaciones, ansiedad y, en casos de abstinencia repentina, incluso dolores de cabeza.

En definitiva, si bien no es necesario renunciar al café, sí conviene revisar cómo lo preparamos y cuánto consumimos, especialmente si hay antecedentes de colesterol alto u otros factores de riesgo cardiovascular.


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