Lima, 22 junio.- Una amplia mayoría de peruanos afirma no identificarse con ninguna agrupación política y apuesta por rostros nuevos en las elecciones generales de abril de 2026, según revela una encuesta nacional publicada este domingo por el diario El Comercio y elaborada por la empresa Datum Internacional.

El sondeo indica que el 63 % de los ciudadanos asegura no simpatizar con ningún partido, mientras que el 53 % prefiere votar por un candidato nuevo antes que por uno con experiencia política. Esta tendencia también se refleja en las elecciones al Congreso, donde un 68 % dijo que optaría por aspirantes de partidos nuevos frente a solo un 19 % que votaría por agrupaciones tradicionales.

Rechazo generalizado a los partidos existentes

La encuesta evidencia el colapso del sistema político peruano: solo un 6 % respalda a Fuerza Popular, el partido de Keiko Fujimori, mientras que Perú Libre, el movimiento marxista que llevó al poder a Pedro Castillo y a la actual presidenta Dina Boluarte, apenas alcanza el 2 % de simpatías.

Otras agrupaciones con presencia parlamentaria, como Acción Popular, Renovación Popular o Somos Perú, también obtienen solo un 2 % de respaldo cada una.

Prioridades ciudadanas: seguridad, economía y lucha anticorrupción

Respecto a las principales preocupaciones del electorado, los encuestados señalaron que el próximo presidente deberá centrarse en mejorar la seguridad ciudadana (46 %), reactivar la economía (41 %) y combatir la corrupción (39 %).

Además, la encuesta refleja un fuerte rechazo a figuras políticas actuales, como la propia Keiko Fujimori, el derechista César Acuña y el líder marxista Waldemar Cerrón, quienes registran índices de desaprobación superiores al 50 %.

Congreso bicameral: ciudadanos buscan renovación total

El estudio también muestra la percepción ciudadana frente al nuevo Congreso bicameral que entrará en vigencia en 2026. En este contexto, más de dos tercios de los peruanos (68 %) afirmaron que votarán por candidatos al Senado o Diputados provenientes de partidos nuevos.

Estos datos reflejan una profunda desafección con la clase política tradicional y anticipan un proceso electoral de alta incertidumbre, donde la fragmentación, el voto volátil y el surgimiento de outsiders podrían volver a definir el rumbo del país.

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