JERUSALÉN, 13 de abril — Miles de cristianos ortodoxos y católicos celebraron este domingo un emotivo y lluvioso Domingo de Ramos en Jerusalén, marcando el inicio de una Semana Santa que, por segundo año consecutivo, se ve ensombrecida por el conflicto en Gaza. En medio de cánticos, oraciones y ramas de palma en alto, los fieles descendieron del Monte de los Olivos hacia la Ciudad Vieja, recordando la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén hace más de dos mil años.
Sin embargo, la guerra en Gaza, que comenzó en octubre de 2023, sigue proyectando una sombra sobre estas celebraciones religiosas, afectando tanto a los peregrinos como a las comunidades locales. A pesar de ello, los participantes destacaron la importancia de la unidad y la esperanza en un día que simboliza paz y renovación.
Un Día de Unidad y Oración por la Paz
El sacerdote camerunés Joseph Theophile Ngouo, quien lleva siete meses sirviendo en Israel, expresó su gratitud por la diversidad de creyentes y curiosos que se reunieron para la procesión. “Es un día feliz y, como ha visto, hasta los judíos están por las calles animando y los hermanos palestinos igual. Este es un día de unidad, y por la gracia de Dios, vamos a seguir orando por la paz en esta región”, dijo Ngouo a EFE.
La procesión partió desde el santuario de Betfagé, en el Monte de los Olivos, y recorrió las históricas calles de la Vía Dolorosa, culminando en la Iglesia de Santa Ana. Los fieles, portando ramas de palma y tocando tambores, entonaban cánticos como “¡Hosanna!” y “¡Aleluya!”, llenando el aire con un espíritu de júbilo y devoción.
Entre los asistentes había turistas internacionales, trabajadores migrantes y residentes locales, incluidos muchos filipinos que viven y trabajan en Israel, especialmente en sectores como la agricultura. Estos últimos han ganado protagonismo debido a la prohibición aún vigente de entrada a trabajadores palestinos.
Una Celebración Limitada por la Guerra
Aunque hubo más asistentes este año en comparación con el período más crítico de la guerra, el número sigue siendo significativamente menor que antes del conflicto. La estudiante mexicana Maicah Matsen, hija de misioneros y residente en Beersheba, destacó la importancia de estar presente en estos lugares sagrados. “Para mí es muy especial ver dónde entró Jesús y el proceso, ver dónde pasó (…) se me hace como más real. Es muy especial verlo”, compartió Matsen con EFE.
Sin embargo, la guerra ha impuesto restricciones significativas. Según el padre Ibrahim Faltas, superior adjunto de la Custodia de Tierra Santa, Israel sigue limitando la llegada de cristianos palestinos de fuera de Jerusalén. Este año, solo se emitieron 6.000 permisos para los aproximadamente 50.000 cristianos que viven en Cisjordania ocupada, según declaraciones recogidas por la agencia oficial de noticias palestina Wafa.
Estos permisos obligan a los fieles palestinos a cruzar rigurosos controles militares para acceder a Jerusalén, lo que dificulta enormemente su participación en las celebraciones religiosas.
Liderazgo Religioso en el Santo Sepulcro
Las celebraciones continuaron en el Santo Sepulcro, donde líderes religiosos presidieron misas y oraciones especiales. Entre ellos estaban el patriarca griego ortodoxo de Jerusalén, Teófilo III, y el patriarca latino, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, quienes reiteraron llamados a la paz y la reconciliación en la región.
El Santo Sepulcro, considerado uno de los sitios más sagrados para los cristianos, fue el escenario perfecto para reflexionar sobre el mensaje de esperanza y unidad que caracteriza al Domingo de Ramos.
Testimonios de Fe y Resiliencia
Para algunos participantes, como la guatemalteca Valesca Baladés, quien reside en la ciudad mixta de Haifa, esta Semana Santa representa una oportunidad única de unidad espiritual. “No siempre tenemos la oportunidad de poder reunirnos todos los cristianos para poder celebrar una fecha tan importante, entonces qué mejor que poder hacerlo y vivir este momento en Tierra Santa”, afirmó Baladés.
Otros, como los trabajadores filipinos, destacaron cómo estas festividades les permiten mantener sus tradiciones culturales y religiosas, incluso lejos de casa. A pesar de las dificultades, su presencia masiva en la procesión refleja la resiliencia de las comunidades cristianas en Israel.
Conclusión: Un Rayo de Esperanza en Medio del Conflicto
La celebración del Domingo de Ramos en Jerusalén, aunque marcada por la persistencia del conflicto en Gaza, también ofrece un rayo de esperanza. Los cánticos, las oraciones y la unidad entre diferentes grupos religiosos y étnicos demuestran la capacidad del ser humano para encontrar consuelo y propósito en momentos de adversidad.
¿Qué futuro espera a esta región? Mientras los líderes religiosos y los fieles continúan orando por la paz, queda claro que la situación en Tierra Santa sigue siendo frágil. Sin embargo, eventos como este Domingo de Ramos son un recordatorio de que, incluso en los tiempos más oscuros, la fe y la solidaridad pueden iluminar el camino hacia un futuro mejor.