LIMA, 13 de abril — El gobierno de la presidenta Dina Boluarte enfrenta una crisis de credibilidad sin precedentes, con niveles récord de desaprobación que reflejan un profundo descontento ciudadano. Según una encuesta realizada por Datum y publicada este domingo por el diario El Comercio, la desaprobación hacia Boluarte alcanzó el 94 %, mientras que su aprobación se mantiene estancada en solo el 4 %, con un 2 % de indecisos.
El escepticismo también domina las percepciones sobre la designación de Julio Díaz como nuevo ministro del Interior, un cargo clave para abordar la creciente inseguridad ciudadana en Perú. Un alarmante 79 % de los encuestados considera que la lucha contra la delincuencia no mejorará o incluso empeorará bajo su liderazgo.
Desaprobación Histórica y Regional
La desaprobación de Boluarte supera incluso los promedios nacionales en ciertos grupos demográficos y regiones:
- Entre la población de 35 a 44 años, la desaprobación alcanza un escalofriante 97 %.
- En Lima y Callao, declaradas en emergencia debido a la violencia criminal, el rechazo al gobierno sube al 95 %.
Estos números reflejan la insatisfacción generalizada frente a la incapacidad del gobierno para abordar problemas críticos como la inseguridad, la corrupción y la falta de oportunidades económicas.
Escepticismo sobre Julio Díaz: ¿Puede Combatir la Delincuencia?
El nombramiento de Julio Díaz como ministro del Interior ha generado dudas significativas entre los ciudadanos. Solo el 10 % cree que su gestión mejorará la lucha contra la delincuencia, mientras que:
- El 46 % opina que la situación seguirá igual.
- El 33 % sostiene que empeorará.
- El 11 % se muestra indeciso.
Los más pesimistas son los habitantes del centro del país (39 %), las mujeres (36 %) y los ciudadanos de 45 a 54 años (38 %). Estas cifras refuerzan la percepción de que el nuevo ministro carece de credibilidad para enfrentar desafíos tan complejos como el sicariato, la extorsión y otros delitos que afectan gravemente a sectores vulnerables.
Paralización del Transporte Urbano: Una Protesta Contra la Inseguridad
La crisis de seguridad llegó a un punto crítico la semana pasada cuando Lima y Callao experimentaron una masiva paralización del transporte urbano el jueves. Los conductores protestaron contra los altos niveles de violencia, incluidos casos de extorsión y sicariato, que han puesto en peligro sus vidas y afectado gravemente su actividad económica.
Este paro evidenció la frustración de los ciudadanos ante la falta de respuestas efectivas por parte del gobierno. La sensación generalizada es que las medidas implementadas hasta ahora son insuficientes para contener la ola de criminalidad que azota al país.
Rechazo Generalizado al Gabinete y al Congreso
La desconfianza no se limita solo al Ejecutivo. Otros poderes del Estado también enfrentan niveles récord de rechazo:
- El presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén, registra una desaprobación del 82 % y apenas un 5 % de aprobación.
- El titular del Parlamento, Eduardo Salhuana, tiene una desaprobación del 83 % y una aprobación del 4 %.
Estos datos reflejan una profunda desconexión entre las instituciones políticas y la población, que percibe a los líderes actuales como incapaces de resolver los problemas urgentes que enfrenta el país.
Metodología de la Encuesta
La encuesta fue realizada por Datum entre el 4 y el 9 de abril, con una muestra representativa de 1.203 personas a nivel nacional. El estudio tiene un nivel de confianza del 95 % y un margen de error de 2,8 %.
Conclusión: Un País al Borde del Colapso Institucional
La desaprobación récord de Dina Boluarte y el escepticismo sobre la gestión del nuevo ministro del Interior son síntomas de una crisis mucho más profunda. Perú enfrenta una combinación explosiva de inseguridad, desconfianza institucional y malestar social que pone en jaque la estabilidad democrática.
¿Qué puede hacer el gobierno para recuperar la confianza ciudadana? Mientras los líderes políticos no logren implementar soluciones efectivas a los problemas urgentes, como la violencia criminal y la corrupción, será difícil revertir esta tendencia negativa. Lo que está en juego no es solo la popularidad de los gobernantes, sino la propia viabilidad del sistema político peruano en un momento de alta polarización y descontento social.