WASHINGTON, 12 de abril — La guerra comercial entre Estados Unidos y China ha escalado a niveles sin precedentes, con aranceles que ahora alcanzan hasta el 145% sobre productos importados desde el gigante asiático. Este aumento masivo de impuestos está teniendo un impacto devastador en empresas estadounidenses como Learning Resources, una compañía familiar con sede en el área de Chicago que lleva décadas fabricando juguetes educativos en China.
El caso de su director ejecutivo, Rick Woldenberg, refleja cómo incluso los planes más cuidadosamente diseñados para enfrentar esta crisis se han visto superados por la magnitud de los cambios.
Un Plan Insuficiente Frente al “Fin de los Tiempos”
Cuando el presidente Donald Trump anunció inicialmente aranceles del 20%, Woldenberg creyó haber ideado una estrategia sólida. Calculó que podría sobrevivir incluso si los aranceles aumentaban al 40%, ajustando ligeramente sus precios. Sin embargo, las cifras actuales lo tomaron por sorpresa: los aranceles podrían elevar la factura anual de Learning Resources de 2,3 millones de dólares a 100,2 millones en 2025.
“Ojalá tuviera 100 millones”, dijo Woldenberg, visiblemente abrumado. “Honestamente, sin exagerar: parece el fin de los tiempos”.
La empresa, fundada en 1916 y especializada en juguetes educativos como Botley: El Robot de Codificación y el rompecabezas Kanoodle, fabrica el 60% de sus productos en China. Con los nuevos aranceles, estos productos se han vuelto económicamente inviables de la noche a la mañana.
El Colapso de una Cadena de Suministro Global
Durante cuatro décadas, las empresas estadounidenses han dependido de fábricas chinas para producir una amplia gama de bienes, desde pequeños accesorios hasta productos esenciales. Según datos del banco de inversión Macquarie, China sigue siendo dominante en muchas categorías clave:
- 97% de los carritos de bebé importados.
- 96% de las flores y paraguas artificiales.
- 95% de los fuegos artificiales.
- 93% de los libros infantiles para colorear.
- 90% de los cepillos para el pelo.
Estas cadenas de suministro están profundamente arraigadas, y los bajos aranceles históricos (un promedio del 3% antes de 2018) permitieron su funcionamiento fluido. Pero el aumento repentino y drástico de los impuestos ha desestabilizado por completo este sistema.
“Los consumidores estadounidenses crearon a China”, señaló Joe Jurken, experto en gestión de cadenas de suministro. “Se volvieron adictos a los precios bajos, y las marcas y minoristas se volvieron adictos a la facilidad de comprar en China.”
El Efecto Dominó en Pequeñas y Medianas Empresas
El Caso de MGA Entertainment
Isaac Larian, fundador de MGA Entertainment (fabricante de juguetes populares como las muñecas L.O.L. y Bratz), también enfrenta un futuro incierto. Actualmente, el 65% de su producción proviene de China, aunque la compañía está tratando de reducir esa cifra al 40% para fin de año, trasladando parte de su producción a países como India, Vietnam y Camboya.
Sin embargo, Trump también amenaza con imponer fuertes aranceles a estos países después de una pausa de 90 días. Esto deja a empresas como MGA atrapadas en una situación de incertidumbre extrema.
“Hay mucha incertidumbre. Y ningún negocio puede funcionar con incertidumbre”, afirmó Larian.
El empresario estima que el precio de las muñecas Bratz podría aumentar de 15 a 40 dólares, mientras que las L.O.L. podrían duplicar su costo, llegando a 20 dólares. Incluso su marca Little Tikes, fabricada en Ohio, no está a salvo: depende de tornillos y piezas provenientes de China, lo que podría elevar el precio de sus coches de juguete de 65 a 90 dólares.
The Edge Desk: Un Sueño Truncado
Marc Rosenberg, fundador de The Edge Desk, invirtió millones en el desarrollo de sillas ergonómicas de 1.000 dólares que debían comenzar a fabricarse en China el próximo mes. Ahora ha decidido posponer la producción mientras explora mercados fuera de EE.UU., como Alemania e Italia, donde sus productos no enfrentarían los aranceles de tres dígitos.
Rosenberg intentó fabricar en Estados Unidos, pero descubrió que los costos serían un 25-30% más altos debido a la falta de mano de obra calificada y la resistencia de proveedores locales.
“No tenían la mano de obra calificada para hacer estas cosas, y no tenían el deseo de hacerlo”, explicó.
El Llamado de Trump: ¿Realista o Irreal?
El presidente Trump ha instado repetidamente a las empresas estadounidenses a “traer de vuelta” la producción a EE.UU. Sin embargo, para muchos empresarios, esta idea es poco práctica o incluso irreal.
Woldenberg, por ejemplo, ha buscado activamente fabricantes estadounidenses durante años sin éxito. Según él, no existen instalaciones equipadas ni ingenieros capacitados para manejar la complejidad de sus productos.
“El llamado del presidente para que las fábricas regresen a Estados Unidos es como ‘una broma’”, dijo Woldenberg.
Además, empresas como Learning Resources han invertido millones en herramientas y moldes en China, que ahora podrían quedar atrapados si pequeños proveedores chinos quiebran bajo la presión de los aranceles.
Consecuencias Económicas y Sociales
El Laboratorio de Presupuesto de la Universidad de Yale estima que los aranceles globales de Trump podrían reducir el crecimiento económico de EE.UU. en 1,1 puntos porcentuales en 2025. Además, los precios al consumidor están aumentando rápidamente: según la encuesta de confianza del consumidor de la Universidad de Michigan, las expectativas de inflación a largo plazo subieron al 4,4%, frente al 4,1% del mes anterior.
Para empresas como Learning Resources y MGA Entertainment, la única opción viable podría ser reducir pedidos y ajustar inventarios, anticipándose a una posible disminución de la demanda debido a los aumentos de precios.
Conclusión: ¿Hacia Dónde Va EE.UU.?
Los aranceles de Trump han expuesto las fragilidades de una economía globalizada, donde las cadenas de suministro están profundamente interconectadas. Aunque el objetivo declarado es proteger la industria estadounidense y combatir prácticas comerciales desleales de China, el costo inmediato recae sobre pequeñas y medianas empresas, así como sobre los consumidores.
¿Podrá EE.UU. adaptarse rápidamente a esta nueva realidad? Lo cierto es que, sin una solución clara, esta crisis podría marcar el fin de una era de bienes baratos y poner en jaque la viabilidad de miles de empresas que dependen de la producción china. Para muchos, el panorama parece apocalíptico, y la incertidumbre sigue siendo el mayor desafío.