BANGKOK, 1 de abril — Los equipos de rescate en Myanmar lograron un milagro el martes al salvar a una mujer de 63 años tras permanecer atrapada durante 91 horas bajo los escombros de un edificio colapsado por el terremoto de magnitud 7.7 que golpeó el país el viernes. Sin embargo, las esperanzas de encontrar más sobrevivientes se desvanecen rápidamente mientras la cifra oficial de muertos supera las 2.700 personas, exacerbando una crisis humanitaria ya crítica debido a la guerra civil y la devastación estructural.


El Milagroso Rescate en Naipyidó

El departamento de bomberos de Naipyidó, la capital militar de Myanmar, informó que la mujer fue rescatada con éxito después de haber quedado sepultada en el derrumbe de un edificio. Según expertos, la probabilidad de encontrar sobrevivientes disminuye drásticamente después de 72 horas, lo que convierte este caso en un ejemplo excepcional de resistencia humana y eficacia en los esfuerzos de rescate.

Sin embargo, la situación sigue siendo sombría. En Mandalay, la segunda ciudad más grande del país y cercana al epicentro del terremoto, los equipos de rescate han encontrado 259 cuerpos y han rescatado a 403 personas hasta ahora. Entre los incidentes más trágicos está el colapso de un monasterio donde 50 monjes budistas murieron mientras realizaban un examen religioso. Se cree que otros 150 monjes permanecen atrapados bajo los escombros.


Una Crisis Creciente: Daños Extensos y Necesidades Urgentes

La Organización Mundial de la Salud (OMS) reportó que más de 10.000 edificios han colapsado o están gravemente dañados en el centro y noroeste de Myanmar. Además, muchas áreas rurales siguen incomunicadas debido a la falta de electricidad, conexiones telefónicas y carreteras destruidas, dificultando la evaluación completa de la devastación.

Julia Rees, representante adjunta de UNICEF para Myanmar, destacó la urgencia de la situación: “Las necesidades son enormes y aumentan cada hora. La ventana para la respuesta que salva vidas se está cerrando. En todas las áreas afectadas, las familias enfrentan una escasez aguda de agua potable, alimentos y suministros médicos”.

El general Min Aung Hlaing, líder del gobierno militar de Myanmar, confirmó que 2.719 personas han muerto, 4.521 están heridas y 441 permanecen desaparecidas. Estas cifras probablemente aumentarán a medida que los equipos de rescate lleguen a áreas remotas.


Impacto Regional: Tailandia También Golpeada

El terremoto también afectó a la vecina Tailandia, donde un rascacielos en construcción colapsó en Bangkok, matando a 21 personas y dejando a decenas atrapadas. Los trabajadores de rescate recuperaron tres cuerpos el lunes y martes, pero aún hay desaparecidos. En total, 34 personas resultaron heridas en el sitio de construcción.


Desafíos Logísticos y Complicaciones Políticas

Los esfuerzos de búsqueda y rescate en Myanmar se han visto obstaculizados por la falta de maquinaria pesada en muchas áreas afectadas. En algunos casos, los trabajadores han formado cadenas humanas para retirar escombros manualmente, como ocurrió en Naipyidó el martes.

Equipos internacionales de China, Rusia, India, Emiratos Árabes Unidos y otros países han comenzado a llegar para apoyar los esfuerzos de rescate. Sin embargo, la guerra civil que ha devastado Myanmar desde el golpe militar de 2021 complica aún más las operaciones humanitarias. Muchas regiones controladas por grupos armados de oposición son inaccesibles para los equipos de ayuda.

El Gobierno de Unidad Nacional (NUG), establecido por legisladores derrocados en 2021, ha pedido un alto el fuego unilateral para facilitar la entrega de ayuda. También instó a la comunidad internacional a garantizar que la asistencia humanitaria llegue directamente a las víctimas, evitando que la junta militar desvíe recursos.


Riesgos de Salud Pública y Refugio Insuficiente

La destrucción de infraestructuras de agua y saneamiento ha aumentado significativamente el riesgo de brotes de enfermedades, según advirtió la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de la ONU. Las personas desplazadas, que ya suman más de 3 millones debido a la guerra civil, enfrentan condiciones precarias en refugios superpoblados.

Con la temporada de monzones aproximándose, muchas personas han optado por dormir al aire libre por temor a réplicas sísmicas. Esto agrava la vulnerabilidad a infecciones respiratorias, enfermedades de la piel y otras condiciones prevenibles por vacunación, como el sarampión.


Promesas Internacionales de Ayuda

Varios países han prometido millones en ayuda para asistir a Myanmar y a las organizaciones humanitarias con la monumental tarea de reconstrucción y atención médica. Sin embargo, persisten preocupaciones sobre la capacidad del gobierno militar para gestionar eficientemente estos recursos.

Tom Andrews, observador de derechos humanos comisionado por el Consejo de Derechos Humanos respaldado por la ONU, subrayó la importancia de priorizar la vida humana: “La prioridad en Myanmar debe ser salvar vidas, no quitarlas”. Pidió un cese inmediato de los ataques militares para permitir el acceso seguro de la ayuda humanitaria.


Conclusión: Un Futuro Incierto para Myanmar

El terremoto ha expuesto aún más las fragilidades estructurales y políticas de Myanmar, un país ya devastado por una brutal guerra civil y una profunda crisis humanitaria. Aunque los esfuerzos internacionales de ayuda están en marcha, la magnitud de la destrucción y las complicaciones derivadas del conflicto interno plantean serios desafíos para la recuperación.

Mientras tanto, las historias de supervivencia, como la de la mujer rescatada después de 91 horas, ofrecen un rayo de esperanza en medio de la tragedia. Sin embargo, el tiempo corre en contra de quienes aún permanecen atrapados bajo los escombros, y la comunidad internacional enfrenta la presión de actuar rápidamente para mitigar el sufrimiento humano en uno de los momentos más oscuros de la historia reciente de Myanmar.

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