Silver Spring, Maryland, EE.UU., 28 enero. Una semana después de iniciar su segundo mandato, el presidente Donald Trump ha dado un nuevo impulso a las políticas migratorias, endureciendo los esfuerzos para combatir la inmigración ilegal. Bajo estas directrices, los agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) actúan con mayor determinación, dejando claro que “ya nadie tiene un pase libre”.

El lunes, agentes del ICE llevaron a cabo operativos en los suburbios de Washington, D.C., en busca de personas con antecedentes criminales graves y sin permisos de residencia. Entre los objetivos se encontraban un hombre buscado en El Salvador por homicidio, una persona condenada por robo a mano armada y otros con cargos por posesión de material de abuso sexual infantil, así como delitos relacionados con drogas y armas. Según Matt Elliston, director de la oficina de ICE en Baltimore, “los peores van primero”.

Aumento de arrestos y cambios en las prioridades
Durante el operativo del lunes, ICE arrestó a 13 personas, de las cuales nueve eran objetivos principales y cuatro fueron “arrestos colaterales”, resultado de encuentros fortuitos. Estas detenciones reflejan un cambio en las políticas bajo Trump, quien ha autorizado a los agentes a realizar arrestos colaterales, algo que estaba prohibido bajo la administración de Joe Biden.

Los arrestos diarios del ICE han incrementado notablemente, alcanzando el lunes un total de 1,179 detenciones, el promedio más alto registrado en años. La eliminación de restricciones en “lugares sensibles” como escuelas, iglesias y hospitales también ha generado controversia, aunque Elliston aseguró que estas incursiones son extremadamente raras.

Coordinación con otras agencias y desafíos locales
La administración Trump ha enfatizado la colaboración entre ICE y otras agencias federales, como el FBI y la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos, en los operativos de inmigración. Sin embargo, los esfuerzos del ICE enfrentan desafíos en estados como Maryland, donde las políticas de santuario limitan la cooperación con las autoridades federales.

Elliston destacó que ICE sigue priorizando operaciones dirigidas, enfocándose en personas con órdenes de deportación específicas, y negó que se realicen redadas indiscriminadas. “Nada podría estar más lejos de la verdad”, afirmó.

Impacto y preocupaciones
La eliminación de restricciones en lugares sensibles ha generado temores entre defensores de los derechos de los migrantes, quienes advierten sobre posibles traumas en niños que podrían presenciar arrestos de sus padres en escuelas o la negativa de personas a buscar atención médica por miedo a ser detenidos.

Mientras tanto, los operativos continúan con intensidad, y los agentes del ICE se enfrentan al desafío constante de localizar a las personas buscadas. “Buscar a estos tipos nunca se detendrá”, concluyó Elliston.

La política migratoria de Trump marca un retorno a medidas más estrictas y controvertidas, generando un debate nacional sobre su impacto en las comunidades inmigrantes y su efectividad para garantizar la seguridad pública.

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