Beirut, 8 dic.- El presidente sirio, Bashar Assad, huyó del país este domingo, marcando el fin de una era que comenzó en 2000 y concluye tras casi 14 años de un devastador conflicto civil que transformó a Siria en un campo de batalla para potencias regionales e internacionales.
Un legado de represión y guerra
Assad, de 59 años, llegó al poder como un líder joven y reformista, pero se mantuvo mediante tácticas brutales heredadas de su padre. Desde el inicio de la guerra civil en 2011, el régimen recurrió a bombardeos indiscriminados y represión violenta para enfrentar a los movimientos de oposición, dejando un saldo de casi 500,000 muertos y desplazando a la mitad de la población del país.
En los últimos años, Assad había recuperado la mayoría del territorio sirio gracias al apoyo de sus aliados, Irán y Rusia, mientras que las zonas del noroeste y noreste permanecían bajo control de fuerzas rebeldes y kurdas, respectivamente.
Sin embargo, la situación dio un giro inesperado en noviembre cuando una ofensiva de la oposición liderada por Abu Mohammed al-Golani debilitó rápidamente las posiciones gubernamentales. Este colapso se vio agravado por la falta de intervención de aliados clave como Rusia e Irán, distraídos por otros conflictos internacionales.
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El fin de cinco décadas de dinastía Assad
El ascenso de Bashar al poder fue una consecuencia del fallecimiento de su hermano mayor, Basil, en 1994. Formado como oftalmólogo en el Reino Unido, Bashar fue preparado apresuradamente para asumir el cargo tras la muerte de su padre, Hafez Assad, en 2000. A pesar de su imagen inicial como un líder progresista, rápidamente consolidó un régimen autoritario basado en las mismas estructuras represivas de su padre.
El gobierno de Assad estuvo caracterizado por un sistema económico centralizado, alianzas con Irán y grupos militantes como Hezbollah, y una férrea política de represión contra opositores y minorías.
Impacto de la guerra en cifras | |
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Víctimas mortales | ~500,000 |
Población desplazada | >11 millones |
Daño económico | >$120 mil millones |
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Un nuevo liderazgo opositor
El vacío dejado por Assad posiciona a Abu Mohammed al-Golani, un exlíder de Al Qaeda que renunció a sus vínculos extremistas, como figura central en la reconstrucción política de Siria. Golani ha prometido un enfoque más pluralista para un país devastado por años de guerra y aislamiento internacional.
Repercusiones internacionales
La partida de Assad supone un cambio significativo en la dinámica geopolítica de Oriente Medio. Mientras algunos países, como Arabia Saudita, habían reestablecido relaciones diplomáticas con Siria, la caída del régimen podría alterar los equilibrios en la región.
Este desenlace marca el fin de una dinastía de cinco décadas y deja en el aire el futuro político y social de Siria tras años de caos y destrucción.