La Haya, 13 de noviembre de 2024 – El líder de la extrema derecha en los Países Bajos, Geert Wilders, ha desatado una nueva polémica al acusar a “marroquíes” de ser responsables de los ataques contra aficionados israelíes en Ámsterdam la semana pasada. Durante un debate parlamentario, Wilders vinculó estos disturbios a un supuesto intento de destruir a la comunidad judía, y sugirió la deportación de aquellos condenados por participar en los hechos violentos.
La violencia, que estalló antes y después del partido de fútbol entre el Ajax de Ámsterdam y el Maccabi Tel Aviv, dejó varias personas heridas y provocó escenas de vandalismo, con aficionados de ambos equipos involucrados en los disturbios. Algunos de los atacantes, según informes de la alcaldesa de Ámsterdam, Femke Halsema, realizaron emboscadas contra personas que creían eran judíos, mientras otros perpetraban actos de violencia y destrucción en las calles de la ciudad.
Wilders, conocido por su postura antiinmigración, aprovechó la ocasión para responsabilizar a los “musulmanes” de los disturbios, sugiriendo que “marroquíes” estaban detrás de los ataques. También afirmó que fue un “milagro” que no hubiera muertes y comparó los eventos con un “yihad” en las calles de Ámsterdam, describiéndolas como territorio del Estado Islámico. Sus declaraciones coincidieron con el aniversario de la Kristallnacht, el pogromo contra los judíos en la Alemania nazi de 1938.
Mientras tanto, los legisladores de la oposición rechazaron enfáticamente las palabras de Wilders, acusándolo de avivar las divisiones sociales en el país. Rob Jetten, del partido D66, advirtió que este tipo de retórica solo contribuye a la polarización y dificulta la búsqueda de soluciones efectivas contra el antisemitismo y otros problemas sociales. Frans Timmermans, líder del bloque de centro-izquierda, también condenó las declaraciones de Wilders, llamando a los políticos a unir al país en lugar de dividirlo.
La violencia, que ha desbordado los límites de la ciudad de Ámsterdam, ha dejado una marca en la imagen de la capital holandesa, tradicionalmente vista como un refugio de tolerancia. En un contexto de crecientes tensiones a raíz del conflicto en Gaza, los disturbios han provocado indignación en todo el país, generando una profunda reflexión sobre cómo abordar el creciente antisemitismo en Europa.
A pesar de las críticas, Wilders, quien ha vivido bajo amenaza constante de muerte por extremistas islámicos y es un firme defensor de Israel, ha insistido en que la sociedad debe tomar medidas más estrictas contra aquellos responsables de la violencia. Además de proponer la deportación de los condenados con doble nacionalidad, también sugirió la revocación de sus pasaportes.