Nueva York (EE.UU.), 27 oct.- Un día como hoy, en 1904, Nueva York celebró un hito en la historia del transporte urbano al inaugurar la primera línea subterránea de su icónico sistema de metro. Este avance revolucionario transformó la movilidad en una de las ciudades más grandes del mundo, convirtiéndose en un modelo para futuros sistemas de transporte urbano en todo el país.
El 27 de octubre de 1904, miles de neoyorquinos experimentaron por primera vez el viaje bajo tierra a lo largo de la ruta de 9.1 millas que conectaba las estaciones de City Hall y la calle 145, ofreciendo una alternativa rápida y eficiente al bullicio de las calles. Operada inicialmente por la Interborough Rapid Transit Company (IRT), la primera línea subterránea marcó una nueva era de crecimiento y expansión para la ciudad, facilitando el acceso entre sus barrios en un tiempo récord.
Sin embargo, el concepto del tren urbano ya había sido introducido en la ciudad con la apertura de la primera línea elevada en la Novena Avenida, que comenzó a operar en 1869. Esta línea elevó los rieles por encima de las calles para aliviar el tráfico y conectar las áreas en expansión de Nueva York, aunque con una estructura a la vista que contrastaba con la ingeniosa y discreta solución subterránea adoptada años después.
A lo largo de sus 120 años de historia, el metro de Nueva York ha crecido exponencialmente, transformándose en una red que conecta los cinco distritos de la ciudad y transporta millones de pasajeros cada día. Este sistema se ha convertido en un símbolo de Nueva York, y aunque ha evolucionado y modernizado sus trenes e infraestructuras, sigue siendo uno de los metros más antiguos y emblemáticos del mundo.