Washington, 09 oct. – Cada noche electoral en Estados Unidos trae consigo la posibilidad, aunque remota, de un escenario soñado para los más apasionados de la política: un empate en el Colegio Electoral. Con las elecciones presidenciales del 5 de noviembre acercándose, donde se enfrentarán la vicepresidenta Kamala Harris y el expresidente Donald Trump, surge la pregunta: ¿es posible un empate?
El sistema electoral estadounidense
El presidente de Estados Unidos no se elige por el voto popular, sino por el Colegio Electoral, un sistema donde cada estado asigna un número determinado de votos electorales según su población. Los 538 votos totales del Colegio Electoral se reparten mayoritariamente bajo la regla de “el ganador se lleva todo” en cada estado, lo que significa que quien gane en California, por ejemplo, recibe los 54 votos de ese estado, mientras que el vencedor en Wyoming se lleva sus tres votos.
Para ser elegido presidente, un candidato necesita al menos 270 votos electorales. Sin embargo, con un total de 538 votos, existe la posibilidad de un empate: 269 votos para Harris y 269 para Trump.
¿Cómo se resolvería un empate?
La Constitución de Estados Unidos, en su Enmienda número 12, establece el procedimiento para resolver un empate en el Colegio Electoral. En este caso, la Cámara de Representantes, cuya composición también se definirá en las elecciones del 5 de noviembre, sería la encargada de elegir al próximo presidente en una sesión especial que comenzaría el 6 de enero.
Cada estado tendría un voto, sin importar su tamaño o población, por lo que California y Wyoming tendrían el mismo peso en esta decisión. El candidato que obtuviera el apoyo de al menos 26 estados se convertiría en el nuevo presidente. Actualmente, los republicanos controlan 26 delegaciones estatales, mientras que los demócratas tienen 22, con dos estados empatados, lo que le daría una ventaja a Trump en caso de empate.
El escenario para la vicepresidencia
Mientras la Cámara de Representantes seleccionaría al presidente, el Senado, que vota por separado, elegiría al vicepresidente. En este caso, los senadores decidirían entre el demócrata Tim Walz y el republicano J.D. Vance, ganando quien obtuviera al menos 51 votos.
Dado que las votaciones son independientes, podría darse la situación insólita de que el presidente y el vicepresidente pertenecieran a partidos diferentes, dependiendo del resultado en el Senado, que actualmente está controlado por los demócratas, aunque su composición también se renovará parcialmente en noviembre.
¿Qué tan probable es un empate?
Aunque un empate en el Colegio Electoral nunca ha ocurrido en la historia de Estados Unidos, no es un escenario completamente descartable. Nebraska y Maine son los únicos estados que distribuyen sus votos electorales por distritos, lo que podría generar diferencias mínimas en los resultados. En Nebraska, los republicanos suelen obtener cuatro votos y los demócratas uno, de la ciudad de Omaha. Si Harris ganara en los tres estados clave del Medio Oeste (Míchigan, Pensilvania y Wisconsin) y Trump se llevara otros estados cruciales, Omaha podría ser el voto que marque la diferencia entre una victoria para Harris o un empate.
Otro posible escenario sería si Trump gana en Pensilvania, Míchigan y Carolina del Norte, mientras que Harris se impone en Arizona, Georgia, Nevada y Wisconsin. Aunque es una combinación improbable dada la tradición electoral de esos estados, no se puede descartar por completo.
Conclusión: un sueño político, pero improbable
La posibilidad de un empate sigue siendo muy baja, pero mantiene en vilo a los analistas políticos. Con ambos candidatos en una reñida competencia, el sistema del Colegio Electoral y los detalles en estados clave como Nebraska podrían determinar el desenlace de esta histórica contienda electoral.
Como concluye Miles Coleman, del Centro de Política de la Universidad de Virginia: “¿Es posible? Sí. ¿Es probable? No”.