Lima, 15 sep. – El expresidente peruano Alberto Fujimori (1990-2000) fue sepultado este sábado en un cementerio privado en las afueras de Lima, tras su fallecimiento el pasado miércoles a los 86 años, a causa de complicaciones relacionadas con el cáncer que padecía.
A la ceremonia asistieron sus hijos, familiares cercanos y representantes del partido fujimorista, mientras cientos de seguidores permanecían en las inmediaciones del cementerio para despedir al exmandatario.
El sepelio fue precedido por un responso breve, oficiado por un sacerdote, tras lo cual los restos de Fujimori fueron enterrados en una tumba individual, ubicada cerca del mausoleo de su exesposa, Susana Higuchi, madre de sus cuatro hijos.
Santiago Fujimori, hermano del expresidente, agradeció el apoyo de los seguidores. Kenji Fujimori, su hijo menor, reiteró que su padre fue «el mejor presidente» de Perú, mientras que Keiko Fujimori, líder de Fuerza Popular y heredera política, se comprometió a continuar su legado, llamando a la construcción de «un futuro mejor, con paz, tolerancia y armonía».
El acto fúnebre contó con honores de Estado, siendo despedido en el Palacio de Gobierno de Lima por la presidenta Dina Boluarte, conforme a los protocolos oficiales establecidos para exmandatarios. Desde este jueves, el Gobierno decretó tres días de duelo nacional en su memoria.
Fujimori, una figura polarizante en Perú, deja un legado que divide al país. Para muchos, su gobierno es recordado por la derrota del grupo terrorista Sendero Luminoso y la recuperación económica. Sin embargo, sus detractores lo acusan de violaciones a los derechos humanos, un autogolpe de Estado en 1992 y múltiples casos de corrupción por los que fue sentenciado.
La figura de Fujimori sigue vigente en la política peruana a través de su hija Keiko, quien ha sido candidata presidencial en tres ocasiones, sin lograr aún alcanzar la jefatura de Estado.