La Paz, 7 de julio. La marraqueta, también conocida como el ‘pan de batalla’, es mucho más que un alimento en la ciudad de La Paz; es un símbolo de identidad cultural y un testimonio de la rica historia culinaria de Bolivia. Este sábado, la plaza Tejada Sorzano fue el escenario de un homenaje a este pan icónico, que incluyó la presentación de una marraqueta gigante de más de tres metros de largo.
El evento contó con la participación de la Federación de Panificadores Artesanales de La Paz (Fedepan), cuyos miembros dedicaron varias horas a la elaboración de esta pieza de panadería monumental. Dandy Mallea, dirigente de Fedepan, compartió que la preparación comenzó la tarde anterior y se extendió hasta altas horas de la noche, utilizando grandes cantidades de harina y otros ingredientes básicos, sin grasa, para preservar la textura y sabor auténticos de la marraqueta.
La marraqueta se caracteriza por su corteza crujiente y su interior suave y aireado, cualidades que se logran horneándola directamente sobre la base de la bóveda del horno. Este método tradicional fue respetado incluso en la elaboración del pan gigante, que se convirtió en el centro de atención de la feria de panadería y pastelería organizada en su honor.
El reconocimiento de la marraqueta como ‘Patrimonio Cultural’ de La Paz por parte del Concejo Municipal refleja el orgullo de la ciudad por este pan, que no solo es delicioso sino también parte integral de la vida diaria de los paceños. La presidenta del Concejo, Lourdes Chambilla, destacó el valor cultural y gastronómico de la marraqueta, mencionando su reciente clasificación como uno de los mejores panecillos del mundo por Taste Atlas.
El evento no solo celebró la tradición panadera de La Paz, sino que también reivindicó la importancia de la marraqueta en momentos históricos clave, como la guerra del Chaco, donde sirvió de sustento esencial para las tropas bolivianas. Esta característica resiliente del pan fue resaltada por Rodney Miranda, subalcalde del Macrodistrito Centro, quien explicó que la marraqueta ha sido una compañera constante en tiempos de adversidad debido a su durabilidad y resistencia al clima.
Miranda también sugirió que el sabor único de la marraqueta paceña podría atribuirse a las condiciones climáticas y las características del agua de La Paz, que contribuyen a su textura inconfundible.
Con la reciente designación del primer sábado de julio como el ‘Día de la Marraqueta’, los ciudadanos de La Paz y visitantes de todo el mundo podrán celebrar y disfrutar de este pan tan especial, asegurando que su legado cultural continúe prosperando y enriqueciendo la gastronomía boliviana.