Lima, 5 de julio. — La presidenta de Perú, Dina Boluarte, declaró este viernes su firme compromiso de eliminar los últimos reductos de la organización terrorista Sendero Luminoso, agradeciendo al mismo tiempo el trabajo de las fuerzas policiales en esta ardua tarea.
“Quiero asegurarles a todos los peruanos que en nuestro gobierno garantizamos la paz y la tranquilidad social, y nos enfocamos en dar la estocada final para eliminar completamente la amenaza terrorista”, afirmó Boluarte durante la ceremonia conmemorativa del 41 aniversario de la Dirección contra el Terrorismo de la Policía Nacional del Perú (Dircote).
Boluarte enfatizó la necesidad de impedir actos proselitistas que intentan captar adeptos a través del adoctrinamiento de mentes inocentes, engañándolos con ideologías que promueven la violencia y la muerte para alcanzar el poder.
“La administración no ha cedido ni un milímetro en su misión de mantener a raya los remanentes de Sendero Luminoso y sus actividades macabras, para que nunca más se repita esa historia”, sostuvo.
Reconocimiento al trabajo policial
La presidenta reconoció la labor de la Dircote en importantes operaciones, como la captura del fundador de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, y la operación Chavín de Huantar, que liberó a 72 rehenes del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) secuestrados en la residencia del embajador japonés.
En los últimos años, las fuerzas del orden han logrado debilitar la estructura de la organización terrorista, deteniendo a varios de sus líderes y avanzando en la erradicación de su accionar. Boluarte destacó los esfuerzos para “recuperar la paz absoluta en el último rincón del Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem)”.
La situación en el Vraem
El Vraem es una extensa región de selva montañosa que abarca territorios de cuatro departamentos en la vertiente oriental del sur de los Andes peruanos. En esta zona, considerada uno de los mayores productores de cocaína del mundo, el narcotráfico coexiste con los remanentes de Sendero Luminoso, quienes bajo una bandera maoísta desataron un conflicto armado interno entre 1980 y 2000, dejando más de 69.000 víctimas, según la Comisión de la Verdad y Reconciliación.
La región permanece en estado de emergencia desde hace más de una década, reflejando los continuos desafíos que enfrenta el gobierno peruano en su lucha por la seguridad y la estabilidad.