Grupos sikh exigen a Carney que revoque invitación a Modi para la Cumbre del G7 en Canadá

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Ottawa, 12 junio. — Diversos grupos de la comunidad sikh en Canadá han solicitado al primer ministro Mark Carney que retire la invitación extendida al primer ministro indio Narendra Modi para participar en la próxima Cumbre del G7, que se celebrará en Kananaskis, Alberta, del 15 al 17 de junio.

Organizaciones como la Organización Mundial Sikh de Canadá y la Federación Sikh de Canadá expresaron su preocupación por lo que califican como “opresión transnacional e interferencia extranjera” por parte de la India. En declaraciones emitidas este miércoles, exigieron que no se permita la presencia de Modi en suelo canadiense a menos que el gobierno indio coopere plenamente con las investigaciones en curso y cese sus presuntas campañas de intimidación contra activistas sikh en Canadá.

“No se debe honrar con una invitación diplomática a un gobierno acusado de interferencia y asesinato extrajudicial en territorio canadiense”, señalaron los portavoces.

Acusaciones de interferencia y asesinato

Las tensiones entre Canadá e India se intensificaron en 2023 tras el asesinato de Hardeep Singh Nijjar, un líder separatista sikh canadiense, ocurrido en Surrey, Columbia Británica. El entonces primer ministro Justin Trudeau y la Real Policía Montada de Canadá (RCMP) responsabilizaron directamente a agentes del gobierno indio, desatando una grave crisis diplomática.

A esto se suman los hallazgos de la comisión de investigación pública sobre interferencia extranjera, que identificó tanto a India como a China como los actores más activos en intentos de manipular procesos políticos canadienses.

Exigen freno al intercambio de inteligencia

Los grupos sikh también demandaron al gobierno canadiense que suspenda de inmediato cualquier cooperación en materia de inteligencia con Nueva Delhi, hasta que se garantice que no se usarán esos canales para vigilar, intimidar o agredir a ciudadanos canadienses.

La decisión de Carney de invitar a Modi ha sido interpretada por la comunidad sikh como un intento de suavizar la crisis diplomática actual, motivado por la necesidad de colaboración económica con la India, el país más poblado del mundo. Sin embargo, los líderes sikh afirman que esta búsqueda de relaciones económicas no debe hacerse a expensas de los derechos humanos ni de la seguridad nacional.

El gobierno de Carney aún no ha emitido una respuesta oficial a estas demandas, pero el tema podría tensar el desarrollo de una cumbre ya marcada por desafíos diplomáticos y divisiones internacionales.

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