WASHINGTON, 7 de mayo.— En una reunión marcada por el humor y las diferencias políticas, el primer ministro canadiense Mark Carney dejó claro al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que Canadá no está dispuesto a formar parte del territorio estadounidense. Durante su encuentro en el Despacho Oval de la Casa Blanca, Trump revivió su controvertida propuesta de integrar a Canadá como el estado número 51 de EE.UU., mientras Carney rechazaba cortés pero firmemente la idea.
Un Encuentro Entre Bromas y Declaraciones Serias
El ambiente inicial fue distendido, con Trump respondiendo a las palabras de Carney sobre la soberanía canadiense con un característico “nunca digas nunca”. Luego, añadió: “Me encanta Canadá” y destacó los “impresionantes beneficios” que tendrían los canadienses si decidieran unirse a EE.UU., mencionando “impuestos más bajos” y “un ejército gratuito”.
Sin embargo, Carney, exgobernador del Banco de Inglaterra y reciente ganador de las elecciones canadienses, utilizó el momento para recordarle a Trump su experiencia como promotor inmobiliario.
“Como sabe por el mercado inmobiliario, hay algunos lugares que nunca están a la venta. Estamos sentados en uno de esos en estos momentos. Y el Palacio de Buckingham que usted visitó también”, declaró Carney, refiriéndose al carácter inviolable de la soberanía canadiense.
Trump aceptó la analogía, respondiendo simplemente: “Es cierto”.
Trump Insiste en Renegociar el T-MEC
Aunque el presidente estadounidense valoró positivamente el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), señaló que sus socios comerciales no lo han respetado completamente. Según Trump, el acuerdo será renegociado pronto, ya que está programada su revisión obligatoria antes de julio de 2026.
“(El T-MEC) ha sido muy efectivo y sigue siendo muy efectivo, pero la gente tiene que respetarlo. Y eso es un problema. La gente no lo ha respetado”, afirmó Trump durante la reunión bilateral.
El líder republicano también criticó las exportaciones canadienses, argumentando que EE.UU. no necesita productos como automóviles o petróleo debido a su propia capacidad productiva.
“Queremos hacer los automóviles, tenemos una enorme abundancia de energía, más que ningún otro país”, subrayó.
Carney: Una Reunión “Muy Constructiva”
Después de abandonar la Casa Blanca, Carney ofreció una rueda de prensa en la Embajada de Canadá en Washington, donde calificó la reunión como “muy constructiva”. El primer ministro explicó que ambos líderes acordaron mantener nuevas reuniones en las próximas semanas para redefinir la relación bilateral.
“Este es el fin del principio de un proceso en el que Estados Unidos y Canadá redefinirán su relación trabajando juntos. La cuestión ahora es cómo vamos a cooperar en el futuro, cómo podemos edificar una relación económica y de seguridad basada en el respeto mutuo”, declaró Carney.
Sobre los aranceles impuestos por la Administración Trump a productos clave como acero, aluminio, energía y componentes automotrices, Carney adoptó una postura cautelosa. Cuando se le preguntó si seguirán vigentes, respondió con un lacónico “ya veremos”.
La Propuesta de Integración: Un Viejo Anhelo de Trump
Desde hace meses, Trump ha insistido en que Canadá debería integrarse a EE.UU. como su estado número 51. Argumenta que esta fusión traería beneficios económicos y estratégicos para ambas naciones. Sin embargo, Carney ha descartado tajantemente esta posibilidad, defendiendo la independencia y soberanía canadiense.
Durante la reunión, Trump intentó convencer a Carney de los supuestos beneficios de tal unión:
“Sería un maravilloso matrimonio porque son dos lugares que se llevan muy bien”, dijo Trump.
Pero Carney mantuvo su postura firme, utilizando analogías históricas y culturales para enfatizar que Canadá no está disponible para negociaciones de este tipo.
Relaciones Económicas y Aranceles: El Reto Pendiente
Uno de los temas centrales de la reunión fue la eliminación de los aranceles impuestos por EE.UU. a productos canadienses. Estos gravámenes han tensado la relación comercial entre ambos países y han generado preocupación en sectores clave como la industria automotriz y energética.
Carney y Trump acordaron iniciar conversaciones para abordar estos desafíos y establecer una nueva dinámica económica basada en el respeto mutuo. Aunque no se anunciaron avances inmediatos, ambos líderes expresaron optimismo sobre el futuro de la relación bilateral.
Conclusión: Soberanía y Cooperación en el Horizonte
La reunión entre Carney y Trump fue un recordatorio de las complejas dinámicas que definen la relación entre EE.UU. y Canadá. Mientras Trump insiste en su visión de una mayor integración territorial, Carney defiende con firmeza la soberanía y autonomía de su país.
Al mismo tiempo, ambos líderes reconocen la necesidad de trabajar juntos para resolver problemas económicos y comerciales que afectan a ambos lados de la frontera. El resultado final dependerá de cómo evolucionen las próximas rondas de negociaciones.
“Canadá no está a la venta, pero siempre estamos abiertos a construir puentes”, concluyó Carney, dejando claro que la cooperación no significa renunciar a la identidad nacional.