DUBÁI, Emiratos Árabes Unidos, 8 de abril — Irán y Estados Unidos se preparan para mantener conversaciones el próximo sábado en el sultanato de Omán, en un intento por reactivar las negociaciones sobre el controvertido programa nuclear iraní. Sin embargo, incluso antes de que comience el diálogo, las diferencias sobre el formato de las negociaciones han generado incertidumbre sobre sus posibilidades de éxito.

El presidente estadounidense Donald Trump ha insistido en que las conversaciones serán directas, mientras que el ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, ha declarado que hablará indirectamente a través de un mediador con el enviado estadounidense para Oriente Medio, Steve Witkoff. Esta discrepancia, aunque aparentemente menor, refleja la desconfianza profunda y las tensiones históricas entre ambos países.


La Carta de Trump al Líder Supremo de Irán

El esfuerzo diplomático incluye una carta enviada por Trump al líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, el 5 de marzo, en la que expresó su esperanza de que Irán esté dispuesto a negociar. En una entrevista televisiva posterior, Trump reconoció haber enviado la carta y afirmó:

“Les escribí una carta donde dije: ‘Espero que vayan a negociar porque si tenemos que intervenir militarmente, será algo terrible’.”

Trump también ha sugerido que la acción militar contra Irán sigue siendo una posibilidad, aunque insiste en que prefiere alcanzar un nuevo acuerdo nuclear. Este enfoque contrasta con su decisión unilateral de retirar a Estados Unidos del acuerdo nuclear de 2015 durante su primer mandato, lo que llevó a una escalada de tensiones y al colapso de las negociaciones indirectas previas.

Por su parte, el líder supremo iraní, Ali Jamenei, respondió a las amenazas de Trump reiterando que cualquier agresión militar sería respondida con un “fuerte golpe de represalia”. Las autoridades iraníes han criticado duramente la carta y las sanciones impuestas por Washington, argumentando que estas medidas erosionan la confianza necesaria para avanzar en las negociaciones.


Las Posturas de Irán y Estados Unidos

El presidente iraní, Masoud Pezeshkian, rechazó la idea de negociaciones directas con Estados Unidos, subrayando que el problema no son las conversaciones en sí, sino el incumplimiento de las promesas pasadas por parte de Washington.

“No evitamos las conversaciones; es el incumplimiento de promesas lo que nos ha causado problemas hasta ahora”, declaró Pezeshkian en una reunión del gabinete.

El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán, Esmail Baghaei, fue aún más crítico, calificando las amenazas militares de Trump como una “escandalosa afrenta a la paz y seguridad internacional”. Baghaei advirtió que cualquier acción hostil por parte de Estados Unidos o Israel obligaría a Irán a tomar medidas drásticas, incluyendo la posible búsqueda de armas nucleares.

Mientras tanto, informes no confirmados del periódico estatal Tehran Times señalan que Irán ha preparado misiles capaces de atacar posiciones vinculadas con Estados Unidos. Esto ocurre en un contexto de movimientos militares estadounidenses en la región, como el despliegue de bombarderos furtivos B-2 en la base de Diego García, estratégicamente ubicada para ataques contra Irán y los rebeldes hutíes en Yemen.


El Programa Nuclear de Irán: Una Amenaza para Occidente

El avance del programa nuclear iraní es una de las principales preocupaciones de Occidente. Aunque Irán insiste en que su programa es pacífico, ha enriquecido uranio a niveles cercanos al grado armamentístico (60%), mucho más allá del límite del 3,67% establecido en el acuerdo de 2015. Según la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), Irán posee actualmente un stock de uranio enriquecido que supera ampliamente los límites acordados.

Las agencias de inteligencia de Estados Unidos sostienen que Irán aún no ha iniciado un programa de armas nucleares, pero ha realizado actividades que podrían facilitar la producción de un dispositivo nuclear si decide hacerlo. Ali Larijani, asesor del líder supremo, señaló que Irán tiene la capacidad técnica para construir armas nucleares, pero aseguró que no busca fabricarlas a menos que sea forzado por un ataque externo.


Historia de las Tensiones entre Irán y Estados Unidos

Las relaciones entre Irán y Estados Unidos han sido tensas desde la Revolución Islámica de 1979, cuando el sha Mohammad Reza Pahlavi, aliado clave de Washington, fue derrocado por el Gran Ayatolá Ruhollah Jomeini. La toma de la embajada estadounidense en Teherán ese mismo año y la crisis de los rehenes de 444 días marcaron el inicio de décadas de enemistad.

En años posteriores, los conflictos se intensificaron, especialmente durante la guerra entre Irán e Irak en la década de 1980, cuando Estados Unidos apoyó a Saddam Hussein. Incidentes como el derribo accidental de un avión comercial iraní por un buque de guerra estadounidense en 1988 dejaron una huella imborrable en las relaciones bilaterales.

El acuerdo nuclear de 2015 representó un breve respiro diplomático, pero la retirada unilateral de Estados Unidos en 2018 bajo Trump provocó una nueva escalada de tensiones. Hoy, las sanciones económicas y las amenazas militares siguen siendo herramientas clave en la estrategia de Washington, mientras Irán continúa expandiendo su programa nuclear.


Conclusión: Un Futuro Incierto

Las conversaciones en Omán representan una oportunidad para reducir las tensiones y evitar una posible confrontación militar. Sin embargo, las desconfianzas profundas, las diferencias sobre el formato de las negociaciones y las amenazas cruzadas complican significativamente el panorama.

Para Irán, la prioridad es levantar las sanciones y recuperar la confianza en el proceso diplomático. Para Estados Unidos, el objetivo es frenar el avance del programa nuclear iraní y garantizar la seguridad regional. Mientras tanto, la comunidad internacional observa con cautela, consciente de que cualquier error podría llevar a una escalada peligrosa en una de las regiones más volátiles del mundo.

El resultado de estas conversaciones dependerá en gran medida de la disposición de ambas partes para comprometerse y buscar soluciones mutuamente beneficiosas. Sin embargo, dado el historial de enfrentamientos y la retórica beligerante, el camino hacia un acuerdo parece tan difícil como necesario.

Publicidad