TORONTO, 11 de marzo.— El próximo primer ministro de Canadá, Mark Carney, dejó claro este martes que su gobierno no cederá ante las presiones del presidente estadounidense, Donald Trump, y mantendrá los aranceles como respuesta a las medidas proteccionistas impuestas por Washington. Este anuncio llega después de que Trump duplicara los aranceles al acero y aluminio canadienses del 25% al 50%, escalando la guerra comercial entre ambos países.
Carney Promete una Respuesta Firme
En sus primeras declaraciones tras ser elegido líder del Partido Liberal, Mark Carney afirmó que los recientes aranceles impuestos por Trump son un “ataque directo” a los trabajadores, familias y empresas canadienses. Según Carney, estas acciones reflejan una falta de respeto hacia Canadá y su economía.
“Mi gobierno se asegurará de que nuestra respuesta tenga un impacto máximo en Estados Unidos y un impacto mínimo aquí en Canadá, mientras apoyamos a los trabajadores afectados”, declaró Carney.
El futuro primer ministro subrayó que los aranceles canadienses permanecerán vigentes hasta que EE.UU. muestre un compromiso genuino con el comercio libre y justo:
“Mantendremos nuestros aranceles hasta que los estadounidenses nos muestren respeto y hagan compromisos creíbles y confiables con el comercio libre y justo.”
Estas palabras refuerzan la postura firme adoptada por Canadá bajo el liderazgo saliente de Justin Trudeau, quien ya había implementado represalias comerciales contra productos estadounidenses en respuesta a las políticas de Trump.
Trump Escala la Guerra Comercial
El martes, Donald Trump anunció que aumentará los aranceles al acero y aluminio canadienses del 25% al 50%, una medida que entrará en vigor a partir del miércoles. Esta decisión fue justificada por Trump como una respuesta al incremento del 25% en el precio de la electricidad que la provincia de Ontario impuso a los consumidores estadounidenses.
“Canadá está usando la electricidad como una herramienta de negociación y amenaza”, escribió Trump en su red social Truth Social. “Pagará un precio financiero por esto tan grande que se leerá en los libros de historia durante muchos años.”
Trump también reiteró su controvertida propuesta de anexionar Canadá como el estado número 51 de EE.UU., argumentando que esta medida eliminaría todos los aranceles y tensiones comerciales entre ambos países.
“Lo único que tiene sentido es que Canadá se convierta en nuestro querido estado cincuenta y uno. Esto haría que todos los aranceles, y todo lo demás, desaparecieran totalmente,” publicó Trump.
Reacciones en Canadá
Las declaraciones de Trump han generado indignación en Canadá, donde muchos ciudadanos ven estas propuestas como una afrenta a la soberanía nacional. Desde políticos hasta ciudadanos comunes han respondido con el lema: “Canadá no está en venta.”
La retórica de Trump ha exacerbado las tensiones diplomáticas entre ambos países, históricamente aliados, pero ahora enfrentados en una guerra comercial sin precedentes. La duplicación de los aranceles al acero y aluminio canadienses ha sido particularmente dolorosa para sectores clave de la economía canadiense, que dependen del acceso al mercado estadounidense.
Un Futuro Incierto
La escalada de tensiones plantea importantes desafíos para el gobierno entrante de Mark Carney. Aunque Carney ha prometido mantener una postura firme frente a Trump, también deberá equilibrar las necesidades económicas internas con las presiones externas. Su experiencia como exgobernador de los bancos centrales de Canadá e Inglaterra podría ser crucial para navegar esta crisis.
Por otro lado, las amenazas de Trump podrían tener repercusiones más amplias, incluyendo un impacto negativo en los mercados financieros y un aumento de los riesgos de recesión tanto en EE.UU. como en Canadá. La turbulencia económica actual ha generado preocupación entre analistas, quienes advierten que una guerra comercial prolongada podría tener consecuencias devastadoras para ambas economías.
Conclusión: Una Crisis Geopolítica y Económica
La disputa entre EE.UU. y Canadá ha pasado de ser una tensión comercial a una crisis geopolítica, con implicaciones que van más allá de las fronteras norteamericanas. Mientras Trump busca imponer su agenda proteccionista, Carney defiende la soberanía y los intereses de Canadá con una postura clara y determinada.
“No vamos a retroceder. Canadá seguirá defendiendo su economía, su gente y su dignidad,” concluyó Carney, dejando claro que el país no se doblegará ante las presiones de Washington.
Mientras tanto, el mundo observa cómo evolucionará esta disputa, consciente de que cualquier paso en falso podría tener repercusiones globales significativas. La pregunta que queda en el aire es si ambos países encontrarán una salida diplomática o si continuarán por el camino de la confrontación, con consecuencias potencialmente graves para la estabilidad económica y política de América del Norte.