Compra de Puertos en Panamá: Un Nuevo Capítulo en el Debate sobre Soberanía y Competencia Portuaria

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CIUDAD DE PANAMÁ, 7 Marzo.— La adquisición de los puertos de Balboa (Pacífico) y Cristóbal (Atlántico) por parte del consorcio integrado por BlackRock y Terminal Investment Limited (TiL), brazo portuario de la naviera suiza Mediterranean Shipping Company (MSC), ha generado un escenario de incertidumbre política, económica y jurídica en Panamá. Este acuerdo ocurre en medio de una campaña de ataques y desinformación liderada por el presidente de EE.UU., Donald Trump, quien acusa a Panamá de estar bajo “control chino” debido a la participación de CK Hutchison Holdings, la empresa hongkonesa que hasta ahora operaba las terminales.


El Contexto Político: Trump y el “Control Chino”

Desde hace meses, Trump ha utilizado el tema del Canal de Panamá como parte de su retórica nacionalista, asegurando que EE.UU. debe recuperar el control de esta vía estratégica para garantizar su seguridad y competitividad global. Aunque el Canal es propiedad exclusiva de Panamá desde 1999, tras décadas de administración estadounidense, Trump argumenta que la presencia de empresas chinas en los puertos cercanos representa una amenaza para la soberanía estadounidense.

La venta de los puertos de Balboa y Cristóbal al consorcio BlackRock-TiL ha sido interpretada por Trump como una “victoria” en su cruzada contra el supuesto dominio chino en la región. Sin embargo, tanto el gobierno panameño como expertos locales han rechazado estas afirmaciones, destacando que el Canal sigue siendo propiedad absoluta de Panamá y que la transacción no tiene relación con intereses geopolíticos.

«Nuevamente miente el presidente Trump. El Canal de Panamá no está en proceso de recuperación (…) El Canal es panameño y seguirá siendo panameño!», declaró el presidente panameño José Raúl Mulino.


La Transacción y sus Implicaciones

El acuerdo incluye la compra del 90 % de la participación de CK Hutchison en los puertos de Balboa y Cristóbal, así como en otras 43 terminales portuarias en 23 países, por un valor estimado de más de US$22.000 millones. Sin embargo, la operación aún requiere la confirmación del gobierno panameño, debido a que los contratos de concesión de estos puertos están bajo escrutinio judicial y regulatorio.

La Corte Suprema y la Contraloría

La Corte Suprema de Justicia (CSJ) está analizando una demanda de inconstitucionalidad contra el contrato-ley que ampara la concesión de los puertos, firmado en 1997 y renovado automáticamente en 2021. Según el fiscal general Luis Carlos Gómez, este contrato es “inconstitucional”, lo que podría abrir varios escenarios:

  1. Si se declara constitucional, la transacción procede sin mayores cambios.
  2. Si se declara inconstitucional, el contrato actual quedaría invalidado, obligando a realizar una nueva licitación pública. Esto podría anular la compra realizada por BlackRock-TiL.

Además, la Contraloría General inició una auditoría financiera y de cumplimiento a Panama Ports Company (PPC), la concesionaria actual, tras señalar que la empresa le está dando “muy poco rédito” al Estado panameño, que posee solo el 10 % de las acciones.


Oportunidades y Desafíos

A pesar de las tensiones políticas y legales, algunos expertos ven oportunidades positivas en esta transacción. Jorge Quijano, exadministrador del Canal de Panamá, destaca que el cambio de operador podría desmontar las acusaciones infundadas de Trump sobre el “control chino” del Canal y reducir la presión internacional sobre Panamá.

Además, la llegada de MSC, la mayor naviera del mundo, podría incentivar la competencia en el sector portuario. Quijano señala que el 50 % de la carga manejada en Balboa pertenece a Maersk, la segunda mayor naviera global, lo que podría generar tensiones entre ambas compañías. Sin embargo, esto también podría motivar a Maersk a buscar oportunidades de inversión en nuevos proyectos portuarios, como ocurrió años atrás con el fallido proyecto de Corozal impulsado por el Canal.

«La diversidad de competencia es buenísima», afirma Quijano, subrayando que la atracción de nuevos operadores podría fortalecer el sistema logístico panameño y consolidar su posición como un centro estratégico de comercio internacional.


El Futuro del Sistema Portuario Panameño

Los cinco principales puertos de Panamá, ubicados en las áreas adyacentes al Canal, son operados por multinacionales de EE.UU., Singapur, Taiwán y, hasta ahora, Hong Kong. Estos puertos figuran entre los más activos del continente en términos de movimiento de contenedores. La entrada de BlackRock-TiL podría marcar un nuevo capítulo en la dinámica competitiva de la región, siempre y cuando se resuelvan los desafíos legales y regulatorios pendientes.

El gobierno panameño enfrenta la tarea de equilibrar la soberanía nacional con la atracción de inversiones extranjeras, asegurando que los contratos de concesión sean justos y beneficiosos para el país. Mientras tanto, la comunidad internacional observa atentamente cómo evolucionará este caso, especialmente en un contexto de creciente rivalidad entre EE.UU. y China por el control de infraestructuras estratégicas.


Entre la Geopolítica y el Desarrollo

La compra de los puertos de Balboa y Cristóbal por BlackRock-TiL refleja la complejidad de las relaciones internacionales en torno a infraestructuras críticas como el Canal de Panamá. Aunque el acuerdo podría desactivar algunas tensiones políticas, también plantea desafíos significativos relacionados con la legalidad de los contratos existentes y la necesidad de garantizar condiciones favorables para Panamá.

En última instancia, el éxito de esta transacción dependerá de la capacidad del gobierno panameño para navegar entre intereses globales, proteger su soberanía y aprovechar las oportunidades para fortalecer su posición como un nodo clave en el comercio mundial.

«Hay que ver esto de manera positiva», concluye Quijano, recordando que la diversificación de operadores y la atracción de nuevas inversiones pueden ser catalizadores para el desarrollo sostenible del sistema logístico panameño.

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