BOGOTÁ, 23 enero.- El proyecto de “paz total” impulsado por el presidente Gustavo Petro enfrenta su momento más crítico tras la suspensión de los diálogos con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) el pasado 17 de enero. La violencia desatada en la región del Catatumbo, frontera con Venezuela, ha dejado decenas de muertos, miles de desplazados y ha obligado al gobierno colombiano a declarar el estado de conmoción interior y emergencia económica, a la espera de la aprobación por parte de la Corte Constitucional.
La crisis en el Catatumbo y su impacto nacional
El Catatumbo, enclave cocalero clave y territorio estratégico para el tráfico de drogas y migrantes, se ha convertido en el epicentro de esta crisis humanitaria. Allí, enfrentamientos entre el ELN y otros grupos armados han agravado la inseguridad. Según Jorge Mantilla, experto en criminología y conflictos colombianos, esta violencia refleja una “implosión” de la política de paz, producto de acuerdos territoriales insostenibles y el fortalecimiento de los grupos armados durante las negociaciones.
El Catatumbo no es un caso aislado: otras regiones como Cauca, Guaviare, Córdoba y Cesar también enfrentan una escalada de violencia, poniendo en duda la viabilidad del proyecto de paz.
Venezuela, el ELN y el dilema diplomático
La relación entre el ELN y Venezuela añade otra capa de complejidad. El ELN se ha consolidado como un actor binacional con fuertes lazos con el gobierno de Nicolás Maduro, lo que convierte a Venezuela en un actor clave en cualquier diálogo de paz. Sin embargo, las tensiones entre Petro y Maduro, exacerbadas tras el desconocimiento de los resultados electorales en Venezuela, complican la cooperación en seguridad fronteriza y el proceso de paz.
El ELN, cuya fuerza se ha visto potenciada por el control de economías ilícitas y alianzas con sectores del chavismo, se ha posicionado como un instrumento de poder para Venezuela en su relación con Colombia. Mantilla señala que cualquier desenlace en las negociaciones con el ELN pasa necesariamente por Caracas, lo que pone al gobierno colombiano en una difícil posición diplomática.
Futuro del proyecto de paz
La violencia en el Catatumbo y otras regiones no solo amenaza la estabilidad del país, sino que también afecta gravemente la percepción pública del proyecto de “paz total”. Para Mantilla, esto supone un golpe definitivo a la legitimidad de la política de Petro, que podría verse obligada a ceder espacio a una estrategia de seguridad más agresiva.
A pocos años de las elecciones de 2026, la paz, eje central del gobierno de Petro, podría quedar relegada ante la creciente inseguridad y la desconfianza hacia los grupos armados en diálogos.
Este panorama plantea un desafío monumental para el gobierno colombiano, que debe encontrar un equilibrio entre mantener las negociaciones y responder a la crisis humanitaria y de seguridad que enfrenta el país. La pregunta ahora es si el proyecto de “paz total” podrá sobrevivir a esta prueba, o si será recordado como una apuesta fallida en la historia reciente de Colombia.