Washington, 21 ene.- En sus primeras declaraciones como presidente tras asumir el cargo, Donald Trump aseguró que su gobierno está observando a Venezuela con atención y planteó cambios significativos en la política hacia el país sudamericano, incluyendo la posible suspensión de la compra de petróleo venezolano como medida de presión contra el régimen de Nicolás Maduro.
“Estamos mirando a Venezuela con mucho interés. Es un país que conozco muy bien por varias razones. Fue un gran país hace 20 años y ahora es un desastre”, señaló Trump en respuesta a preguntas de periodistas sobre cómo abordará la relación con Caracas.
Cambio en la política petrolera
El mandatario republicano afirmó que Estados Unidos tiene capacidad de autosuficiencia energética y sugirió la posibilidad de aplicar un nuevo embargo petrolero como el implementado durante su primer mandato. “Probablemente vamos a dejar de comprar petróleo a Venezuela. No lo necesitamos. Eso cambiaría Venezuela bastante”, afirmó.
El secretario de Estado, Marco Rubio, también respaldó esta postura al señalar en su audiencia de confirmación que se revisarán las licencias que permiten a Chevron operar en Venezuela, alegando que estas operaciones generan “miles de millones de dólares” que benefician al régimen de Maduro.
Suspensión de refugiados y su impacto en Venezuela
Trump también fue cuestionado sobre su reciente decreto para suspender el programa de admisión de refugiados y cómo garantizaría que el régimen de Maduro reciba a los expulsados. Su respuesta fue escueta: “Vamos a ver”.
La decisión de suspender las compras de petróleo venezolano podría ser una de las primeras acciones en la estrategia del nuevo gobierno para presionar la salida de Nicolás Maduro del poder, una meta que Trump calificó como una cuestión aún por resolver.
Contexto energético y político
Estados Unidos ha sido históricamente uno de los principales compradores de crudo venezolano, y cualquier interrupción en este flujo podría tener implicaciones económicas severas para el país sudamericano, que atraviesa una de las crisis más profundas de su historia.
La administración de Trump, con Rubio como una de sus principales figuras en política exterior, parece estar preparada para endurecer aún más las sanciones contra el gobierno de Maduro, lo que podría transformar drásticamente las relaciones bilaterales y el panorama político en la región.