Madrid, 3 Ene.- Cuatro décadas después del éxito mundial de la telenovela “Cristal”, el actor venezolano Carlos Mata, protagonista de la producción que marcó un hito en la televisión latinoamericana, reflexiona sobre los costos personales de aquella fama desbordante. Desde Madrid, donde reside actualmente, Mata asegura que la vorágine de la fama lo arrastró hacia un mundo donde siempre se sintió “de prestado”, hasta que decidió frenar y reenfocar su vida para disfrutar de su familia y su esencia artística.

“Lo que rodea al negocio me aburre: alfombras rojas, premios… Lo mío es el escenario, sea en un teatro, un concierto o una película”, confesó en una entrevista con la agencia EFE.

De la cúspide de la fama a la búsqueda de autenticidad

El éxito de “Cristal”, producido por la escritora cubana Delia Fiallo, catapultó a Mata a una exposición mediática sin precedentes. El actor recuerda cómo la autora lo convenció de interpretar a Luis Alfredo Ascanio. “Yo decía que iba a ser un fracaso, pero ella insistía: ‘Llevo años en esto, me vas a agradecer’. Y tenía razón.” Sin embargo, la fama le arrebató la posibilidad de vivir con normalidad.

“Cuando no puedes ir al cine o a comer sin que te reconozcan, sientes que pierdes algo. No era rechazo hacia la gente, sino hacia la falta de un contacto real,” reflexionó el actor, quien durante años trabajó sin descanso, protagonizando éxitos como La dama de rosa y realizando giras de conciertos por Latinoamérica, Estados Unidos y Europa.

Un regreso a las raíces y la familia

Tras vivir largos años en Miami, Mata decidió mudarse a Madrid animado por sus tres hijos, Santiago, Christian y Carlos Javier, fruto de su matrimonio con la actriz Marlene Maceda. Allí busca reconectarse con el público a través de su espectáculo biográfico “Desnudo con sombrero”, que ya presentó en países como Canadá y espera retomar en 2025 en España.

Pasión por el arte, más allá de la farándula

Aunque la televisión lo convirtió en un icono, Mata atesora especialmente experiencias artísticas como su paso por el Coro de Cámara de Caracas, su amor por el teatro y sus inicios en una “bandita” de rock. “Nunca me sentí parte de la farándula; no era la formación que tuve de niño,” señaló.

A sus 72 años, el actor asegura que hoy vive su profesión con un enfoque distinto. “Vivir de lo que me apasiona es un privilegio, pero ahora lo disfruto sin agobios, no como antes,” concluyó, dejando claro que, aunque las telenovelas marcaron su vida, ahora su meta es encontrar un equilibrio entre el éxito y el disfrute pleno.

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