Leópolis (Ucrania), 12 dic.- Con la llegada del invierno, las nevadas y las temperaturas bajo cero están poniendo a prueba la resistencia de los ucranianos y su ya gravemente dañado sistema energético, mientras continúan las interrupciones del suministro eléctrico y persiste el riesgo de nuevos ataques rusos.
En medio de los enfrentamientos en el frente de batalla, otro conflicto se libra en las zonas residenciales de Ucrania, conocido como la “batalla por la luz”. La infraestructura energética del país sigue recuperándose de los once ataques rusos a gran escala registrados durante este año, y la mayoría de los hogares experimenta cortes de electricidad de entre seis y ocho horas diarias, mientras las temperaturas se desploman a niveles bajo cero.
Resistencia ante los cortes y las condiciones extremas
En Leópolis, una ciudad del oeste de Ucrania, los generadores de electricidad se han convertido en un salvavidas para los ciudadanos. Un mensaje pintado sobre uno de estos generadores en la entrada de un café resume el sentir general: “Los generadores seguirán sonando, siempre habrá luz. Putin, date en la cabeza con un trozo de tofu y muérete”. A pesar de las dificultades, los residentes se mantienen optimistas, y el uso de generadores, paneles solares y acumuladores de electricidad se ha convertido en algo habitual.
La nieve que cubre las calles ha hecho que las noches sean más iluminadas, lo que ofrece una sensación de seguridad, aunque el suministro eléctrico sigue siendo crucial para el funcionamiento de sistemas de calefacción y el abastecimiento de agua, especialmente en edificios de apartamentos modernos que dependen de la electricidad para estos servicios.
Adaptación en tiempos de crisis
La familia de Oleksandr, un programador de 39 años, ha colocado una guirnalda de luces LED junto a su ventana, rodeada de cinta adhesiva para prevenir los riesgos de esquirlas de vidrio en caso de una explosión. “En nuestro apartamento no bajaremos de los 13 o 14 grados”, explica, subrayando la importancia de mantener un ambiente cálido y seguro, mientras que en la mayoría del país, las temperaturas caen aún más durante la noche.
A pesar de los cortes de luz que ocurren de manera predecible, los ucranianos enfrentan la situación con estoicismo, adaptándose a los horarios de apagones y buscando soluciones para paliar los efectos. Según el experto en energía Volodímir Omelchenko, las reparaciones de la infraestructura eléctrica siguen en marcha, gracias al apoyo de aliados internacionales y al trabajo incansable de los ingenieros locales.
El impacto de los ataques rusos y los riesgos para el invierno
Aunque la guerra continúa en el frente, los ucranianos se enfrentan a la incertidumbre sobre los ataques rusos a la infraestructura energética. Rusia ha demostrado en el pasado que escoge el momento adecuado para atacar, especialmente cuando las condiciones meteorológicas son favorables para evadir las defensas antiaéreas, causando el mayor daño posible a la población civil.
El principal peligro para el sistema eléctrico proviene de los ataques rusos contra las infraestructuras cercanas a las centrales nucleares, que ahora son la principal fuente de electricidad del país, dado que el 75 % de la capacidad de generación ha sido destruida o ocupada por las fuerzas rusas. A pesar de los esfuerzos por mitigar los daños, cada ataque pone a prueba a los operadores de las plantas nucleares, que deben reaccionar rápidamente para evitar un desastre nuclear.
A medida que las temperaturas siguen bajando y las nevadas se intensifican, la situación energética de Ucrania se vuelve aún más crítica. La combinación de las dificultades energéticas y el riesgo constante de ataques rusos deja a millones de ucranianos, especialmente a los más vulnerables, en una situación de gran incertidumbre.