Caracas, 10 dic.- A un mes de la toma de posesión presidencial en Venezuela, programada para el 10 de enero de 2025, el país enfrenta un clima de creciente incertidumbre y tensión política. Mientras el Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó vencedor al actual mandatario Nicolás Maduro, el líder opositor Edmundo González Urrutia reivindica su propia victoria en los comicios de julio y ha anunciado su intención de regresar a Venezuela para asumir el cargo.
El Parlamento, controlado por el chavismo, será el escenario para el acto de juramentación, en medio de acusaciones cruzadas, denuncias de represión y un ambiente de polarización política que preocupa tanto a los ciudadanos como a la comunidad internacional.
Posturas de los principales actores políticos
Nicolás Maduro ha confirmado su asistencia a la Asamblea Nacional el 10 de enero, respaldado por el chavismo y las instituciones del Estado, incluido el Tribunal Supremo de Justicia. Por su parte, Edmundo González Urrutia, exiliado en España, insiste en que fue el verdadero ganador y asegura estar preparado para regresar a Caracas, aun con el riesgo de ser detenido.
Rol del Consejo Nacional Electoral
El CNE declaró ganador a Maduro, pero no ha divulgado los resultados desglosados que sustenten este anuncio, lo que genera dudas tanto dentro como fuera del país. Además, el órgano electoral ha permanecido en silencio desde entonces, argumentando un “ataque informático masivo” que ha dejado inoperativa su página web.
Reacciones internacionales
La comunidad internacional está dividida. Países como Italia, Argentina y Ecuador, junto con organismos como el Parlamento Europeo y el Senado de Colombia, han reconocido a González Urrutia como ganador. Estados Unidos también ha mostrado disposición a apoyar al opositor en su regreso a Venezuela. Por otro lado, aliados tradicionales del chavismo, como Rusia, China, Irán, Cuba y Nicaragua, respaldan el triunfo de Maduro.
Colombia y Brasil, aunque considerados cercanos al gobierno venezolano, han adoptado una postura crítica, señalando que “sin actas, no hay reconocimiento”.
Protestas y manifestaciones
El panorama de las protestas refleja la tensión en las calles. Las movilizaciones opositoras han disminuido en tamaño debido a las detenciones masivas tras las elecciones, aunque persisten en forma de vigilias y grafitis en apoyo a González Urrutia. En contraste, el chavismo organiza manifestaciones “de celebración” tras cada convocatoria opositora, aumentando la confrontación.
Hacia un desenlace incierto
Con el 10 de enero en el horizonte, el país se encuentra en un punto crítico. Mientras el chavismo busca consolidar la legitimidad de Maduro, la oposición y buena parte de la comunidad internacional demandan transparencia y respeto a la voluntad popular. El desenlace de esta crisis definirá no solo el futuro político de Venezuela, sino también su relación con el resto del mundo.