Beirut, 27 nov.- El grupo chií libanés Hizbulá declaró este miércoles su “victoria” ante Israel, asegurando haber “derrotado a su Ejército”, tras la entrada en vigor de un alto el fuego que puso fin a más de un año de enfrentamientos.
“Por su compromiso y esfuerzo durante más de trece meses, la Resistencia pudo lograr la victoria sobre el enemigo delirante, que no pudo socavar su determinación ni doblegar su voluntad”, afirmó Hizbulá en un comunicado difundido por sus canales oficiales.
Intensificación del conflicto y cifras de ataques
Desde el inicio de las hostilidades el 8 de octubre de 2023, Hizbulá llevó a cabo 4.637 operaciones militares en 417 días, según sus propios registros. La frecuencia de los ataques aumentó notablemente el 17 de septiembre de este año, tras una serie de explosiones en el sur del Líbano, alcanzando un promedio de 23 ataques diarios contra objetivos israelíes.
El grupo afirmó haber atacado cuarteles, bases y asentamientos israelíes desde la frontera libanesa hasta el área sur de Tel Aviv, además de enfrentarse a las incursiones terrestres del Ejército israelí, que comenzó una invasión del sur del Líbano el 1 de octubre pasado.
Daños y bajas reportadas
Hizbulá enumeró lo que calificó como “logros” militares durante el conflicto, entre ellos:
- Más de 130 soldados israelíes muertos y 1.250 heridos.
- Destrucción de 59 tanques Merkava, 11 excavadoras militares y otros vehículos blindados.
- Derribo de seis drones Hermes 450, dos del modelo 900 y un planeador cuadricóptero.
El grupo chií subrayó que las fuerzas israelíes no lograron ocupar ni asegurar ciudades clave en el sur del Líbano ni establecer una zona de amortiguación, mientras que Hizbulá continuó lanzando cohetes y drones hacia Israel.
Balance humanitario
El conflicto ha dejado un saldo devastador en el Líbano, con más de 3.800 muertos, de los cuales 3.100 perdieron la vida en los últimos dos meses de enfrentamientos. Además, 1,5 millones de personas se han visto desplazadas debido a los ataques y bombardeos masivos.
El alto el fuego, que comenzó a regir la madrugada de este miércoles, busca poner fin a uno de los periodos más violentos entre Israel e Hizbulá desde la guerra de 2006, aunque la estabilidad a largo plazo sigue siendo incierta en la región.