Kiev, 24 nov.- Las Fuerzas Armadas de Ucrania anunciaron este domingo la destrucción de una estación de radar perteneciente a un sistema de misiles antiaéreos S-400 en la región rusa de Kursk, una zona parcialmente bajo control ucraniano desde agosto. El ataque fue ejecutado durante la noche por unidades de misiles ucranianas, que lograron impactar exitosamente en el objetivo, que pertenece al 6º Ejército de Rusia.
El Estado Mayor ucraniano indicó que el ataque se dirigió contra la división de misiles antiaéreos 1490 del regimiento de misiles rusos, que estaba operando en la modalidad “tierra-tierra”. “Estos bombardeos rusos están principalmente dirigidos a objetivos civiles en las regiones de primera línea de Ucrania”, expresó el Estado Mayor, acusando a las fuerzas invasoras de golpear de forma sistemática a la población civil.
Este ataque se produce en medio de un creciente clima de tensión en la región de Kursk, donde, según el Pentágono, Rusia ha desplegado aproximadamente 10.000 tropas norcoreanas, lo que ha generado una nueva preocupación internacional por la escalada del conflicto. El secretario de Defensa de EE. UU., Lloyd Austin, anticipó que estos refuerzos podrían entrar “pronto” en combate, lo que podría intensificar aún más la ofensiva rusa en la región.
Ucrania, por su parte, ha alertado sobre la concentración de 50.000 combatientes rusos, incluidos los norcoreanos, que buscan recuperar los 800 kilómetros cuadrados de territorio que Kiev controla en la zona. Las fuerzas ucranianas, a pesar de los retos logísticos y la escasez de recursos, han reafirmado su intención de mantener su presencia en Kursk como parte de su estrategia para frenar la expansión rusa.
Simultáneamente, el frente oriental sigue siendo un foco de combates intensos. En áreas cercanas a Kurajove, las fuerzas rusas han avanzado entre 200 y 300 metros diarios, mientras que la situación en Pokrovsk, un importante centro logístico ucraniano, se mantiene relativamente estable.
La escalada no se limita a las operaciones terrestres. El conflicto también ha visto un salto tecnológico, con el uso por primera vez de un misil balístico hipersónico ruso, el Oréshnik, en un ataque contra una fábrica en la región de Dnipró. Esta nueva arma ha sido presentada por el Kremlin como una respuesta necesaria a la “desmesurada” intervención occidental en el conflicto. Dmitri Peskov, portavoz de Putin, justificó el lanzamiento como una medida para advertir a Occidente, que considera dispuesto a todo para lograr una derrota estratégica de Rusia.
A nivel diplomático, la tensión ha aumentado con acusaciones rusas a Occidente de participar en ataques contra su territorio, mientras el Kremlin modifica su doctrina nuclear, lo que ahora permitiría respuestas nucleares ante ataques convencionales. El aumento del presupuesto militar ruso, con una subida del 25% para el próximo año, también refleja la intensificación de la confrontación.
Las potencias occidentales han condenado el uso del misil hipersónico como una peligrosa escalada y han expresado su preocupación por la retórica belicista de Moscú en relación con el uso de armas nucleares. China, aliada de Rusia, ha pedido moderación en medio de este tenso panorama global.