A Brasileira de Lisboa busca recuperar su esencia artística con un concurso de pintura

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Lisboa, 19 nov.- A Brasileira, la histórica cafetería lisboeta célebre por haber sido punto de encuentro de artistas y literatos como Fernando Pessoa en el siglo XX, intenta volver a sus raíces culturales tras convertirse en un destino turístico masivo. Con este objetivo, los actuales propietarios han organizado un concurso de pintura cuyas diez obras ganadoras, que se anunciarán este martes, serán exhibidas durante nueve meses en sus icónicas paredes.

Un homenaje al pasado artístico

La iniciativa busca rendir homenaje a las primeras piezas modernistas que decoraron A Brasileira hace un siglo, encargadas por su fundador, Adriano Soares Telles. El empresario, un apasionado del arte y el café, inauguró el local en 1905 tras regresar de Brasil con la misión de introducir la bebida en Portugal.

Convencido de su potencial, Soares Telles ofreció café gratis durante tres años a quienes compraran otros productos brasileños, popularizando así el término “bica” para referirse al café expreso. Además, encargó a artistas como José de Almada Negreiros y Stuart Carvalhais decorar el establecimiento, transformándolo en un espacio donde el arte y la vida intelectual se entrelazaban.

Recuperar el espíritu cultural

Desde que el Grupo O Valor do Tempo adquirió A Brasileira en 2020, ha trabajado para restaurar su esencia original. Sónia Felgueiras, directora de Marketing del grupo, explicó que buscan promover “el intercambio de conocimiento” y honrar la memoria del fundador.

El café, reconocido también por su vínculo con Pessoa, mantiene una estatua en honor al poeta junto a su terraza, una de las esculturas más fotografiadas de Lisboa. Durante su vida, Pessoa frecuentaba el lugar para escribir y conversar, dando origen a obras fundamentales como Mensagem, cuyos versos los actuales propietarios han traducido a múltiples idiomas.

Un rincón para la nostalgia

Aunque el bullicio turístico domina hoy las mesas de A Brasileira, un pequeño grupo de cinco intelectuales portugueses sigue reuniéndose cada mañana, manteniendo viva la tradición de las tertulias. Rodeados de visitantes ansiosos por capturar una instantánea del legendario lugar, representan el último vestigio de la esencia cultural que los nuevos dueños buscan revivir con este concurso de arte.

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