Río de Janeiro, 16 nov.- La próxima cumbre del G20, que se llevará a cabo el lunes y martes en Río de Janeiro, estará marcada por momentos de alta tensión política, incluyendo la despedida internacional del presidente de EE. UU., Joe Biden, y el primer encuentro cara a cara entre el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y el argentino Javier Milei, tras meses de tensiones y declaraciones cruzadas.
Biden será el centro de atención, en su última aparición en un foro internacional antes de ceder la presidencia a Donald Trump en enero, tras la victoria del republicano sobre la vicepresidenta Kamala Harris en las recientes elecciones. Según la Casa Blanca, su participación buscará impulsar la cooperación en temas clave como el cambio climático, la lucha contra la pobreza y el alivio de la deuda de países en desarrollo.
Entre sus compromisos, se prevé una reunión bilateral con Lula, en la que ambos líderes reforzarán su compromiso con los derechos de los trabajadores y un crecimiento económico sostenible.
Encuentros y tensiones diplomáticas
La cumbre también será escenario de la primera participación de Javier Milei en el G20, tras su reciente triunfo electoral en Argentina. Su llegada al evento genera expectativa, especialmente por su reunión con Lula. El argentino, ferviente admirador de Trump y crítico del multilateralismo, ha calificado al mandatario brasileño de “comunista” y “perfecto dinosaurio idiota”, comentarios que llevaron a Lula a exigir disculpas públicas.
Pese a las tensiones ideológicas, ambos mandatarios comparten el interés en cerrar el acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea, cuyo avance será discutido en la cumbre con la participación de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Un G20 marcado por el cambio
Además de Biden, otros líderes enfrentan incertidumbres políticas que podrían marcar su despedida del grupo. Entre ellos, el canadiense Justin Trudeau y el alemán Olaf Scholz, quienes afrontan elecciones desafiantes en 2025.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, asistirá como invitado permanente, tras haber faltado a la cumbre del año pasado en Nueva Delhi por un contagio de COVID-19.
Por su parte, el presidente chino Xi Jinping se reunirá por última vez con Biden antes del regreso de Trump, cuya política de aranceles y nacionalismo económico generó tensiones con Pekín en su primer mandato.
En contraste, la ausencia más notoria será la de Vladímir Putin, quien declinó la invitación de Lula debido a la orden de arresto en su contra emitida por la Corte Penal Internacional.
Brasil en el centro del escenario internacional
Para Lula, esta cumbre representa un esfuerzo por reposicionar a Brasil en el escenario global, tras el aislamiento diplomático sufrido durante el mandato de Jair Bolsonaro.
El evento contará también con la participación del sudafricano Cyril Ramaphosa, quien asumirá la presidencia del G20 a partir de este mes, en un contexto de creciente protagonismo de los BRICS como alternativa al orden internacional liderado por Occidente.
Con un telón de fondo de desafíos globales y rivalidades ideológicas, la cumbre promete ser un espacio de decisiones cruciales y confrontaciones simbólicas entre diferentes visiones del mundo.