Washington, 16 nov.- El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha encendido el debate político en el Senado al proponer para su gabinete a figuras altamente controvertidas, como el antivacunas Robert F. Kennedy Jr. como secretario de Salud y al polémico congresista Matt Gaetz como fiscal general. Estas nominaciones representan una prueba de fuego para la lealtad de los senadores republicanos, quienes tendrán la responsabilidad de confirmarlas.
La propuesta coloca a los legisladores en una encrucijada: respaldar a Trump para evitar represalias políticas o desafiarlo y enfrentar el riesgo de perder el apoyo de la base republicana, en un contexto donde el expresidente ha demostrado su capacidad para movilizar votos en primarias.
Trump y su “mandato especial”
Con una mayoría republicana asegurada en ambas cámaras del Congreso y una histórica victoria que incluyó el voto popular, Trump llega a su segundo mandato reivindicando lo que considera un “mandato especial” para implementar su agenda. En un discurso reciente en Washington, instó a los republicanos a seguirlo sin fisuras: “Si digo que salten, saltan; así de simple”, afirmó el congresista Troy Nehls para ilustrar el nivel de compromiso esperado.
Nominaciones bajo fuego
Los nombres propuestos por Trump no han estado exentos de polémica. Matt Gaetz, señalado por su papel en la destitución del expresidente de la Cámara Kevin McCarthy y por un historial cargado de controversias, genera resistencias incluso dentro del propio partido. Aunque una investigación federal sobre supuestas relaciones inapropiadas con una menor fue archivada sin cargos, su reputación sigue siendo un obstáculo en el Capitolio.
Por otro lado, Robert F. Kennedy Jr., conocido por sus posturas antivacunas y teorías conspirativas, enfrenta objeciones no solo de los demócratas, sino también de los republicanos. Su postura moderada sobre el aborto, al considerarlo legal hasta la viabilidad fetal, ha despertado críticas de figuras influyentes como el exvicepresidente Mike Pence, un ícono de la derecha cristiana.
Dudas en el Senado
Aunque públicamente la mayoría de los republicanos expresan apoyo al nuevo presidente, algunos senadores han comenzado a mostrar inquietud en privado. Figuras moderadas como Susan Collins, Lisa Murkowski y Mitt Romney podrían complicar las confirmaciones si deciden romper filas. Con 53 escaños republicanos en el Senado, Trump solo puede permitirse tres deserciones para asegurar los 51 votos necesarios.
En este escenario, la posibilidad de que Trump utilice nombramientos interinos, una estrategia que permitiría instalar a sus nominados sin confirmación oficial por hasta dos años, está sobre la mesa. Sin embargo, la idea encuentra resistencia dentro del propio partido, pues muchos senadores consideran que cedería su principal prerrogativa: la facultad de confirmar o rechazar a los nominados.
El dilema de la lealtad
El senador John Thune, nuevo líder de la mayoría, ha reconocido que la dinámica será complicada, aunque no descarta explorar alternativas si las nominaciones no prosperan. Sin embargo, la estrategia de Trump pone de manifiesto su insistencia en consolidar un gabinete completamente alineado con su visión, eliminando los conflictos internos que marcaron su primer mandato.
Con un gabinete que promete ser tan disruptivo como su líder, el nuevo periodo presidencial de Trump se perfila como una prueba de fuego para la unidad republicana y las instituciones estadounidenses.