Londres, 02 de noviembre – El icónico grupo británico de rock The Cure ofreció un deslumbrante concierto de tres horas este viernes en la sala Troxy de Londres, marcando el lanzamiento de su esperado decimocuarto álbum, Songs of A Lost World, el primero en 16 años. Con su característico estilo ‘art deco’ y un aire decadente, el recinto fue el escenario perfecto para que Robert Smith y su banda reafirmaran su lugar en la escena musical.

Frente a un público entusiasta de alrededor de 3.000 fans, The Cure presentó un extenso repertorio de 31 canciones que incluyó tanto los nuevos temas como algunos de sus grandes éxitos a lo largo de casi cinco décadas de carrera. A los 65 años, Smith, con su cabello alocado y ojos maquillados, demostró que su voz sigue siendo incombustible, llevando a los asistentes a un viaje nostálgico a su juventud.

La primera parte del concierto fue dedicada a su nuevo álbum, donde interpretaron las ocho pistas en el orden de su lanzamiento. Este trabajo refleja un tono más introspectivo y oscuro, y fue complementado por largas introducciones musicales llenas de pianos, guitarras y sintetizadores. Durante la emotiva ‘All I Ever Am’, Smith confesó haber “perdido” toda su vida reflexionando sobre el tiempo y los recuerdos, mientras que en ‘End Song’ se cuestionaba cómo aquel niño lleno de sueños se había convertido en un adulto.

Después de un breve intermedio, la banda volvió al escenario, desatando la euforia del público con clásicos como ‘Plainsong’, ‘Lovesong’ y ‘High’. Las letras de sus canciones, que ya en 1989 abordaban temas de la vejez, resonaron con una nueva perspectiva. La parte final del show fue un homenaje a su segundo álbum de estudio, Seventeen Seconds, que cumplirá 45 años en 2025, e incluyó el himno gótico ‘A Forest’ junto a otros temas como ‘At Night’ y ‘M’.

El viernes, día que la banda ha señalado como especialmente significativo, culminó en un estallido de alegría con ‘Friday, I’m In Love’, una canción que levantó a todo el público de sus asientos. El colofón llegó con ‘Boys Don’t Cry’, donde, aunque el título sugiere lo contrario, Smith se despidió con un agradecimiento sincero y una promesa de volver, mientras los aplausos y vítores resonaban en la sala. Con este regreso, The Cure ha demostrado que la espera de dieciséis años ha valido la pena.

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