Teherán, 30 julio.- El nuevo presidente de Irán, Masud Pezeshkian, tomó posesión este martes en una ceremonia ante el Parlamento iraní, prometiendo hacer todo lo posible para eliminar las “crueles sanciones” económicas que, según él, han devastado la economía del país. Pezeshkian, que es el noveno presidente de Irán, subrayó su intención de revitalizar el pacto nuclear de 2015, del que Estados Unidos se retiró en 2018, como un paso crucial hacia la normalización de las relaciones económicas y comerciales internacionales.
En su discurso, Pezeshkian enfatizó que considera la normalización de las relaciones económicas con el mundo como un “derecho inalienable” y prometió no descansar hasta que las sanciones sean levantadas. Además, el nuevo presidente se comprometió a mantener una política de “participación global constructiva” y a desafiar la presión y la intimidación extranjera, instando a los países occidentales a mantener relaciones basadas en “respeto mutuo”.
La ceremonia de investidura, que contó con la presencia de las principales autoridades iraníes y representantes de más de 70 países, estuvo marcada por la ausencia del jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, en medio de las tensiones entre Irán y la Unión Europea. En su lugar, asistió el diplomático Enrique Mora. Europa juega un papel clave en las negociaciones para reactivar el acuerdo nuclear de 2015, que limitaba el programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de las sanciones económicas internacionales.
Pezeshkian también destacó su enfoque en las relaciones regionales, prometiendo una política exterior centrada en los países vecinos y una región fuerte libre de interferencias extranjeras. Entre los asistentes a la investidura se encontraban líderes del ‘Eje de la resistencia’, una alianza informal antiisraelí que incluye a Hizbulá, Hamás y los hutíes del Yemen.
En cuanto a la situación interna de Irán, Pezeshkian, cirujano cardíaco de 69 años, enfrenta una serie de desafíos, incluyendo el descontento popular por la falta de libertades y la mala situación económica, así como las tensiones internacionales exacerbadas por el conflicto en Gaza y las relaciones complicadas con Occidente y Europa debido al apoyo de Irán a Rusia.
Durante su campaña electoral, Pezeshkian prometió un acercamiento a Occidente y una relajación de la obligatoriedad del velo islámico. Sin embargo, los jóvenes iraníes parecen escépticos sobre su capacidad para efectuar cambios significativos. Un joven de 25 años, licenciado en Psicología y trabajando como barista en Teherán, expresó su desconfianza, afirmando que no espera mejoras en las libertades o en la economía bajo el nuevo presidente.
“La gente de nuestra generación no tiene futuro aquí”, dijo, añadiendo que las autoridades deberían centrarse en proporcionar oportunidades en lugar de reprimir las opiniones y las formas de vestir. Este sentimiento de desilusión es compartido por muchos jóvenes iraníes que se sienten frustrados por las restricciones y la falta de perspectivas en el país.