KOTA, 28 JUNIO.- Kota, conocida como la ‘fábrica de estudiantes’ de la India, enfrenta una dualidad preocupante. Mientras miles de jóvenes llegan cada año con la esperanza de prepararse para algunos de los exámenes más competitivos del mundo, la ciudad es también escenario de una serie de tragedias y controversias que ponen en duda la sostenibilidad de su modelo educativo.
En 2023, Kota ha sido testigo de 26 suicidios de estudiantes, una cifra alarmante que refleja la extrema presión a la que están sometidos estos jóvenes. Las autoridades han implementado medidas como ventiladores de techo con muelles para prevenir ahorcamientos, pero estas soluciones parecen ser paliativos ante un problema más profundo.
El método educativo de Kota, que promete éxito a cambio de jornadas exhaustivas y una competencia feroz, ha sido criticado por perpetuar un ambiente poco acogedor y extremadamente estresante. Además, recientes escándalos de filtraciones de exámenes y la creciente tasa de desempleo entre los graduados cuestionan aún más la eficacia y ética del sistema.
Este panorama oscuro contrasta con las expectativas de aquellos que, como Ayush, un estudiante de 17 años, invierten sus esperanzas y recursos económicos en un sueño de excelencia académica. Sin embargo, incluso el éxito en los exámenes ya no garantiza un futuro seguro, dado que el desempleo entre jóvenes graduados alcanza cifras alarmantes.
La situación en Kota es un reflejo de los desafíos más amplios que enfrenta la educación en India, donde la presión por lograr resultados académicos a menudo se sobrepone al bienestar de los estudiantes. La comunidad educativa y las autoridades deben reconsiderar este modelo para prevenir más tragedias y garantizar un entorno de aprendizaje saludable y equitativo.