París, Francia – 21 de junio de 2024. – En la recta final hacia las elecciones legislativas del 30 de junio y 7 de julio, la izquierda francesa ha delineado un ambicioso programa de gobierno que promete una profunda redistribución de la riqueza y reformas ecológicas y sociales. Los líderes del Nuevo Frente Popular, que incluye a La Francia Insumisa (LFI), el Partido Socialista (PS), los Ecologistas y el Partido Comunista Francés (PCF), describen su propuesta como una “ruptura tranquila” con las políticas actuales.
Alexandre Ouizille, senador socialista, destacó durante la presentación que el objetivo es transformar al Estado de un espectador pasivo a un actor activo en la redistribución social y la planificación ecológica. Este cambio busca responder al “fuego social” que, según Ouizille, ha provocado el mandato de Emmanuel Macron.
Entre las medidas propuestas se incluyen un aumento del 14 % en el salario mínimo, elevándolo de 1.400 a 1.600 euros mensuales netos, y un incremento del 10 % en los salarios base de los funcionarios. Además, se planea indexar todos los salarios a la inflación para preservar el poder adquisitivo de los trabajadores.
En educación, el Frente Popular propone la gratuidad total del comedor, el transporte escolar y las actividades extraescolares, junto con la contratación de miles de profesores para reducir el número de alumnos por clase.
El programa también prioriza la renovación térmica de edificios y el refuerzo del sector de energías renovables. Se propone además un subsidio para garantizar la emancipación económica de los jóvenes y prevenir la pobreza.
Para financiar estas iniciativas, el Frente propone un incremento en el gasto público que alcanzaría los 100.000 millones de euros en 2025 y podría llegar a 150.000 millones anuales en 2027. Para cubrir estos gastos, se implementarían nuevos impuestos, que incluyen un retorno al Impuesto sobre la Fortuna, un gravamen a los “súperbeneficios” de las empresas y una mayor progresividad en el impuesto sobre la renta.
El diputado de LFI, Éric Cocquerel, subrayó la intención de revertir las políticas fiscales favorecedoras a los más acaudalados implementadas bajo Macron, comenzando por eliminar la ‘flat tax’ sobre los ingresos de capital.
Adicionalmente, se planea establecer un “impuesto de sucesiones doradas” que limitaría la herencia transmisible a un máximo de 12 millones de euros, esperando recaudar 17.000 millones de euros adicionales para el estado.
A pesar de la apertura de un procedimiento por déficit excesivo contra Francia por parte de la Comisión Europea, Ouizille aseguró que las propuestas del Frente no incrementarían el déficit público y que, aunque no están de acuerdo con las reglas actuales del Pacto de Estabilidad, su renegociación no sería una prioridad inmediata.
Estas propuestas representan un cambio significativo en la política francesa y tienen el potencial de redefinir las prioridades nacionales si el Frente Popular logra formar gobierno tras las próximas elecciones.