MADRID, 2 JUNIO – La sociedad española continúa mostrando una tendencia inequívoca hacia la secularización, según revela la Nota de Coyuntura Social publicada este lunes por Funcas. Actualmente, el 55 % de los españoles mayores de edad se identifica como católico, una cifra que ha disminuido drásticamente desde el 90 % registrado a mediados de los años setenta.
Una evolución generacional
Funcas destaca dos factores principales detrás de esta transformación social: el reemplazo generacional y la pérdida de religiosidad a lo largo de la vida. Durante las décadas de estabilidad inicial, entre mediados de los setenta y principios de los noventa, la proporción de católicos descendió gradualmente hasta situarse en torno al 80 %. A partir de entonces, se produjo una nueva fase de declive que llevó la cifra al 54 % en 2023, seguida por una estabilización en niveles cercanos al actual 55 %.
Esta caída es particularmente pronunciada entre los jóvenes. En 2002, el 60 % de la población entre 18 y 29 años se identificaba como católica; para 2024, esa proporción se redujo a un 32 %. Entre las generaciones mayores, la disminución es menos acusada, aunque notable: entre quienes tienen 70 años o más, la identificación como católicos pasó del 89 % en 2002 al 77 % en 2024.
El análisis también evidencia cómo la práctica religiosa se ha debilitado significativamente. En 2024, solo el 17 % de los adultos se identificaban como católicos y asistían a oficios religiosos con una frecuencia mensual o superior, frente al 28 % registrado en 2002. Este contraste es aún mayor entre los jóvenes: solo el 8 % de los españoles de entre 18 y 29 años cumplía ambos criterios, mientras que en el grupo de 70 años o más, ese porcentaje era del 33 %.
Cambio cultural y matrimonios civiles
Otro indicador clave de la secularización es el descenso en los matrimonios celebrados bajo el rito católico. En 2023, tan solo el 18 % de los matrimonios heterosexuales se realizó por el rito católico, comparado con el 76 % en el año 2000 y prácticamente todos los matrimonios en 1976. Este cambio refleja un alejamiento progresivo de las tradiciones religiosas en uno de los momentos más importantes de la vida personal.
Matrícula en asignaturas de religión
La enseñanza de la religión católica en las escuelas también muestra signos de desuso. En el curso 2022-2023, último con datos disponibles, el 56 % del alumnado de primaria estaba matriculado en esta asignatura, frente al 85 % en el curso 1998-1999. Esta tendencia es aún más marcada en centros públicos, donde la matrícula bajó del 81 % al 44 %, mientras que en centros privados, aunque también decrece, la asignatura sigue siendo mayoritaria (del 91 % al 82 %).
Espacio ganado por la indiferencia religiosa
Curiosamente, el espacio dejado por el catolicismo no ha sido ocupado por otras religiones, sino principalmente por personas que se declaran indiferentes, agnósticas o ateas. Según Funcas, el porcentaje de quienes no se identifican con ninguna religión aumentó del 22 % en 2002 al 42 % en 2024, lo que indica un crecimiento sostenido de la indiferencia religiosa.
Este fenómeno subraya cómo España está transitando hacia una sociedad más secularizada, donde la religión juega un papel cada vez menos central en la vida cotidiana. Las causas incluyen cambios culturales, influencias globales y un distanciamiento gradual de las instituciones religiosas debido a controversias sociales y éticas.
Implicaciones socioculturales
La secularización de España tiene implicaciones profundas tanto en lo cultural como en lo político. Mientras que antiguamente el catolicismo era una identidad predominante, ahora comparte espacio con visiones más laicas y diversas. Este cambio afecta áreas clave como la educación, donde la asignatura de religión deja de ser prioritaria, y las uniones matrimoniales, donde el civilismo gana terreno.
El estudio de Funcas pone de manifiesto que, aunque existe una cierta estabilización en los últimos años, la tendencia secularizadora sigue siendo irreversible para muchas generaciones. Con ello, España se une a otros países europeos donde la religión tradicional pierde relevancia frente a formas de vida más seculares y pluralistas.
A medida que esta dinámica continúe, será crucial evaluar cómo las instituciones educativas, políticas y sociales adaptan sus políticas para responder a una población cada vez más diversa en términos de creencias y valores. Esta transición refleja un cambio profundo en la identidad nacional, donde el laicismo emerge como una fuerza creciente en la configuración de la sociedad contemporánea.