La Habana, 25 de mayo.- La situación en Cuba se describe como una «policrisis», un fenómeno multidimensional que ha ensanchado las desigualdades sociales a lo largo de fracturas económicas, raciales, territoriales, de género y de edad. Tres sociólogos cubanos, en una entrevista conjunta con la agencia EFE, analizan cómo esta crisis estructural está transformando profundamente la sociedad cubana, caracterizada durante décadas por su igualitarismo.
La Desigualdad como Principal Consecuencia
El sociólogo Enrique Gómez Cabezas, coordinador del Grupo de Política Social y Desigualdades del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), señala que la desigualdad es el principal efecto de esta policrisis.
«Es una cotidianidad de carencias», explica Gómez Cabezas, refiriéndose a los apagones de hasta 20 horas diarias, la falta de transporte público, los productos básicos racionados y la escasez crónica de medicinas y combustible. Estas carencias no solo paralizan la economía, sino que también afectan la vida diaria de los ciudadanos.
Sin embargo, estas dificultades no impactan a todos por igual. Algunos sectores han logrado adaptarse mejor al contexto actual gracias a su acceso a recursos o empleos mejor remunerados, mientras que otros quedan relegados. Este proceso ha generado una reestratificación social, exacerbada por reformas económicas iniciadas durante el gobierno de Raúl Castro en 2011, conocidas como la «actualización» del modelo económico.
Reformas Económicas y Reestratificación Social
Las reformas impulsadas desde 2011 introdujeron ciertas liberalizaciones en la economía, permitiendo el desarrollo de un sector privado más dinámico. Sin embargo, según Mirlena Rojas Piedrahita, coordinadora de la Red de Estudios Sociológicos del Trabajo, estas medidas crearon una «estructura de oportunidad» que benefició a algunos, pero dejó atrás a otros.
«Había personas que podían acceder y mejorar su calidad de vida, y otras que no», explica Rojas. Este proceso ha llevado a un aumento significativo en las desigualdades, medido por el coeficiente de Gini, que pasó de 0,25 en 1989 a entre 0,4 y 0,5 en la actualidad. Esto sitúa a Cuba en niveles similares a países como Argentina o Panamá, aunque los expertos rechazan la idea de una completa «latinoamericanización» del país.
Gómez Cabezas subraya que, a pesar del deterioro en servicios públicos clave como salud y educación, estos siguen siendo universales y gratuitos, lo que marca una diferencia cualitativa con otros países de la región. Sin embargo, advierte que esto no es suficiente para evitar la reproducción de desigualdades.
Políticas Sociales Insuficientes
Gómez Cabezas critica que las políticas públicas actuales son demasiado homogéneas y no responden adecuadamente a las necesidades específicas de los sectores más vulnerables. Aboga por un enfoque basado en la acción afirmativa, la gestión de la equidad a escala local y la focalización de recursos hacia quienes más lo necesitan.
«Hay que reconocer la desigualdad existente», insiste el sociólogo, destacando que sectores con mayores recursos tienden a acaparar las mejores oportunidades, mientras que otros quedan marginados.
Emigración Masiva: Una Estrategia de Supervivencia
Uno de los síntomas más visibles de la crisis es la emigración masiva, la mayor en volumen y extensión temporal en décadas. Según datos oficiales e independientes, entre el 14 % y el 25 % de la población ha abandonado el país en apenas cuatro años.
Para Gómez Cabezas, este fenómeno refleja un cambio en la percepción social sobre la migración. Antes vista como algo negativo, ahora se ha «naturalizado» como una alternativa para mejorar las condiciones económicas.
«Ha crecido el reconocimiento de la migración como una estrategia de mejora económica», señala.
No obstante, la capacidad de migrar está condicionada por factores económicos, lo que profundiza aún más las desigualdades. Según Rojas, «la migración tiene color», ya que los afrocubanos enfrentan mayores barreras para acceder a las redes y recursos necesarios para emigrar.
Deterioro de los Servicios Públicos
Jusmary Gómez Arencibia, coordinadora de la Red Cubana de Economía Social y Solidaria, destaca que el deterioro de servicios públicos clave, como la educación y la sanidad, se ha convertido en un motivo adicional para migrar. En el pasado, la migración era principalmente una estrategia familiar, seleccionando a una persona específica para enviar al extranjero. Hoy, sin embargo, es más una decisión individual.
El desplazamiento de responsabilidades que antes asumía el Estado hacia las familias también ha sido un factor clave. Como explica Gómez Cabezas, la política social se ha visto debilitada, obligando a las familias a buscar estrategias individuales para sobrevivir.
Un Futuro Incierto
La «policrisis» en Cuba no solo ha generado tensiones sociales, sino que también ha puesto en jaque el modelo igualitarista que caracterizó al país durante décadas. Los expertos coinciden en que el Gobierno necesita adoptar nuevas recetas para abordar las desigualdades y garantizar una mayor equidad.
«Aunque sean políticas universales, no son suficientes para que no se reproduzcan desigualdades», concluye Gómez Cabezas, subrayando la urgencia de implementar medidas más focalizadas y adaptadas al contexto actual.
Mientras tanto, la emigración continúa siendo una válvula de escape para quienes pueden permitírsela, pero también un recordatorio de las profundas desigualdades que dividen a la sociedad cubana. Para muchos, el futuro sigue siendo incierto, marcado por la incertidumbre y la búsqueda de alternativas para sobrevivir en medio de una crisis que parece no tener fin.