VILLARRUBIO, CUENCA, 16 DE ABRIL DE 1973 — El destino truncó prematuramente la vida y carrera de Nino Bravo, uno de los cantantes más queridos de España y América Latina, en un fatídico accidente automovilístico que marcó el final de una breve pero brillante trayectoria. Aquel lunes, el artista valenciano, cuyo nombre real era Luis Manuel Ferri Llopis, perdió la vida a los 28 años en el kilómetro 95 de la carretera Nacional III, cerca de Villarrubio, provincia de Cuenca.


El Accidente Fatal

Eran aproximadamente las 7 de la mañana cuando Nino Bravo salió de Valencia rumbo a Madrid, acompañado por sus compañeros de trabajo. Entre ellos estaban su gran amigo Pepe Juesas, quien ocupaba el asiento del copiloto, y los músicos Miguel Ciaurriz y Fernando Romero, integrantes del dúo Humo, quienes viajaban en los asientos traseros. Como solía hacerlo, Nino conducía mientras escuchaba música durante el trayecto, disfrutando de canciones de Los Beatles o Joan Manuel Serrat.

Sin embargo, en una curva no muy pronunciada, el BMW 2800 modelo 1970 que conducía se salió de la ruta, dando varias vueltas de campana. Aunque los ocupantes de los asientos traseros sufrieron lesiones leves, Nino y Pepe Juesas resultaron gravemente heridos. Los médicos del Hospital de Tarancón intentaron salvarlo, pero para entonces ya estaba inconsciente. Finalmente, falleció camino al Centro Sanitario Francisco Franco de Madrid, actual Hospital Universitario Gregorio Marañón.


Un Disco Póstumo y un Legado Inmortal

En el momento del accidente, Nino Bravo estaba en el apogeo de su carrera. Aquel día, el grupo se dirigía a un estudio madrileño para grabar temas pendientes de un álbum que había comenzado meses antes en Londres. Poco después de su muerte, se editó el disco póstumo …Y volumen 5, que incluyó éxitos inmortales como “América, América” y “Vivir”, una composición dedicada a su esposa María Amparo Martínez Gil. Estas canciones se convirtieron en verdaderos himnos que mantienen viva su memoria hasta hoy.


Una Carrera Efímera pero Brillante

Nino Bravo nació el 3 de agosto de 1944 en Ayelo de Malferit, un pequeño pueblo valenciano. Desde niño mostró su pasión por el canto, aunque sus primeros trabajos fueron modestos: empleado de una joyería y bodeguero en un restaurante. Sin embargo, pronto formó parte del grupo Los Hispanos, junto a Félix Sánchez y Salvador Aranda, con quienes empezó a forjar su camino en la música.

Más tarde, se unió a Los Superson, reemplazando al fallecido vocalista Carlos Lardíes, otro trágico caso de accidente de tránsito. Fue con este grupo, liderado por los hermanos José y Vicente Juesas, que adoptó definitivamente su nombre artístico y consolidó su fama con canciones inolvidables como “Noelia”, “Mi querida mamá”, “Un beso y una flor” y “Libre”.

Su voz imponente y emotiva trascendió fronteras, llevándolo a conquistar no solo España, sino también toda Latinoamérica. Su éxito internacional lo convirtió en un referente indiscutible de la música romántica de los años 70.


Una Vida Personal Llena de Amor y Sueños

A pesar de su fama, Nino Bravo siempre mantuvo un perfil bajo en su vida personal. Sin embargo, su amor por María Amparo Martínez Gil fue imposible de ocultar. Se conocieron en una discoteca, presentados por el periodista Guillermo Ortigueira, y desde ese momento, Nino supo que ella sería su compañera para siempre. Usando la funda del single “Te quiero, te quiero”, le propuso matrimonio con una frase tan romántica como sus canciones:

“Para Marie, mi único y verdadero amor con propuesta de matrimonio, ¿sí o no?”.

Ella respondió con un rotundo “sí”, y contrajeron matrimonio el 20 de abril de 1971, apenas dos días antes del segundo aniversario de su muerte. La pareja tuvo dos hijas: Amparo, quien tenía un año en el momento del accidente, y Eva, quien nació siete meses después y nunca llegó a conocer a su padre.


Un Destino Interrumpido

El futuro parecía brillante para Nino Bravo. Planeaba una gira internacional que lo llevaría incluso a Japón, donde esperaba abrirse paso en el mercado asiático. Sin embargo, el accidente truncó esos planes para siempre. Su partida dejó un vacío irreparable en el mundo de la música, pero su legado sigue vivo en cada interpretación de sus canciones, que han sido reversionadas por artistas de todo el mundo.

Hoy, a 52 años de su muerte, Nino Bravo sigue siendo recordado como un ícono insustituible. Sus temas, cargados de emoción y poesía, siguen resonando en los corazones de quienes lo admiraron y lo amaron. Y aunque su vida fue corta, su música es eterna, asegurando que su voz continuará inspirando a generaciones futuras.


Conclusión: Un Cantante Eterno

¿Qué hace que la música de Nino Bravo siga siendo tan relevante? Más allá de su talento innato, su capacidad para transmitir emociones profundas y universales lo convirtió en un artista atemporal. Canciones como “América, América” y “Vivir” no solo reflejan su genialidad artística, sino también su conexión genuina con el público.

A pesar de su trágica muerte, Nino Bravo sigue siendo una referencia ineludible en la historia de la música. Su legado no solo reside en sus canciones, sino también en la huella que dejó en quienes lo conocieron y en quienes descubren su música décadas después. Su voz, aunque callada prematuramente, sigue viva en cada nota y en cada corazón que vibra con su arte.

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