LIMA, 10 de abril — Un masivo paro de transportistas en Lima y la provincia del Callao ha dejado este jueves a la capital peruana prácticamente paralizada. La protesta, convocada por la Asociación Nacional de Integración de Transportistas (Anitra), busca denunciar la ola de extorsión, sicariato y violencia criminal que ha puesto en la mira a los conductores de transporte urbano.


Una Ciudad Sin Movilidad

Desde las primeras horas del día, largas filas de personas se formaron en los paraderos de buses, tratando desesperadamente de encontrar medios de transporte para llegar a sus trabajos y actividades cotidianas. Ante la escasez de vehículos, la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas pusieron a disposición 22 buses para mejorar la movilidad ciudadana, aunque esta medida resultó insuficiente ante la alta demanda.

El sistema de buses del Metropolitano y sus corredores complementarios colapsaron debido a la paralización de otras líneas de transporte que se sumaron al paro. Las principales afectaciones se registraron en las rutas que cubren el cono norte, cono sur y el centro de Lima, así como en las conexiones con la provincia portuaria del Callao.

Según Héctor Vargas, titular de la Coordinadora de Transporte Urbano para Lima y Callao, 73 empresas de transporte, equivalentes a unos 7.000 buses, se unieron a la protesta, suspendiendo sus servicios en gran parte de la capital y el Callao.


La Ola de Criminalidad: El Motor de la Protesta

El detonante de esta medida de fuerza es la escalada de violencia criminal que ha impactado duramente al gremio de transportistas. En las últimas horas, varios conductores han sido víctimas de ataques mortales:

  • Baleado en el Callao: La noche del miércoles, un conductor de una camioneta de transporte público de la empresa La Colonial fue atacado a balazos en el Callao y trasladado al hospital Alcides Carrión.
  • Ataques en San Miguel: Un día antes, dos conductores fueron tiroteados por presuntos sicarios en el distrito de San Miguel. Uno de ellos falleció, mientras que el otro permanece hospitalizado.

Estos incidentes forman parte de una tendencia preocupante de extorsiones y asesinatos contra los trabajadores del transporte, quienes son considerados “blancos fáciles” por las bandas criminales.


El Estado de Emergencia y la Respuesta del Gobierno

El gobierno peruano declaró el estado de emergencia en Lima y el Callao para combatir la creciente ola de criminalidad. Sin embargo, los transportistas sostienen que estas medidas no han sido suficientes para protegerlos.

El presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén, reconoció la gravedad de la situación durante una entrevista con la emisora RPP.

“Los transportistas están en su justo derecho de hacer un paro. Estamos enfrentando una ola de criminalidad que no habíamos visto y que ahora tiene en la mira a los transportistas”, afirmó.

Adrianzén aseguró que el Ejecutivo está tomando acciones, incluyendo un aumento del patrullaje policial y militar, así como la detención de bandas criminales. Sin embargo, admitió que aún queda mucho por hacer para abordar este flagelo.


Transportistas Exigen Soluciones Urgentes

La Anitra ha exigido al gobierno medidas más efectivas para proteger a los conductores y sus familias. Entre las demandas destacan:

  1. Mayor presencia policial en las rutas de transporte.
  2. Campañas específicas para desmantelar bandas dedicadas a la extorsión y sicariato.
  3. Programas de protección para los trabajadores del sector transporte.

El presidente del gremio, Roberto Chávez, señaló que los transportistas no pueden seguir siendo “víctimas indefensas” de la delincuencia organizada.

“No podemos trabajar bajo amenaza constante. Necesitamos garantías reales de seguridad”, declaró Chávez.


Impacto en la Población

El paro ha generado caos en la movilidad de miles de limeños, muchos de los cuales dependen del transporte público para llegar a sus trabajos, escuelas y otros compromisos diarios. Las autoridades han pedido a la población usar medios alternativos de transporte, como bicicletas o caminatas, pero estas opciones no son viables para todos, especialmente en una ciudad tan extensa como Lima.

Las redes sociales se llenaron de testimonios de usuarios frustrados por la falta de transporte y las largas esperas en las calles. Algunos ciudadanos expresaron su solidaridad con los transportistas, reconociendo la peligrosidad de su trabajo, mientras que otros criticaron el impacto negativo del paro en la vida cotidiana.


Conclusión: Una Crisis que Requiere Acción Inmediata

El paro de transportistas refleja una crisis más amplia de inseguridad en Perú, donde la delincuencia organizada ha encontrado en los conductores de transporte urbano un blanco vulnerable. Aunque el gobierno ha tomado medidas como el estado de emergencia, estas no han sido suficientes para frenar la violencia.

Mientras tanto, los transportistas exigen soluciones urgentes que garanticen su seguridad y la de sus familias. La paralización de hoy pone de manifiesto la necesidad de coordinación entre las autoridades, el sector privado y la sociedad civil para abordar esta problemática de manera integral.

¿Podrá el gobierno peruano responder adecuadamente a esta crisis antes de que más vidas se pierdan? La respuesta a esta pregunta será crucial para determinar si Lima puede recuperar la normalidad y la seguridad que tanto necesita.

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