BOGOTÁ, 1 de abril — El gobierno colombiano está intensificando sus esfuerzos para evitar perder la certificación de Estados Unidos en la lucha contra las drogas, una posibilidad que no se descarta ante el aumento sostenido de los cultivos de hoja de coca y las tensiones con la administración de Donald Trump. Durante más de tres décadas, Colombia ha mantenido esta certificación, pero el panorama actual sugiere que podría enfrentarse a un escenario de descertificación, lo que tendría implicaciones significativas para las relaciones bilaterales.
El Reto de la Hoja de Coca: Un Problema Creciente
Según el último informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), el área sembrada con hoja de coca alcanzó 253.000 hectáreas en 2023, un incremento del 10% con respecto al año anterior. Este crecimiento contrasta con los esfuerzos del gobierno colombiano por aumentar las incautaciones de cocaína, que han alcanzado niveles récord.
El Departamento de Estado de EE.UU., en su informe anual sobre la Estrategia Internacional de Control de Narcóticos, reconoció las incautaciones récord, pero también expresó preocupación por el aumento de los cultivos de hoja de coca. Este informe servirá como base para decidir si Colombia mantiene su certificación en la lucha antidrogas en los próximos meses.
La certificación es clave para mantener las relaciones diplomáticas y económicas con EE.UU., mientras que una descertificación podría desencadenar sanciones, incluida la revocatoria de visas y la suspensión de ayuda económica.
Tensiones Bilaterales: Deportaciones y Aranceles
Las relaciones entre Colombia y EE.UU. sufrieron un revés en enero cuando el gobierno de Gustavo Petro rechazó dos vuelos militares estadounidenses con deportados colombianos. Esto generó una escalada de amenazas mutuas de subas arancelarias, aunque finalmente se resolvió cuando Colombia aceptó recibir a los deportados utilizando sus propios aviones.
La canciller Laura Sarabia aseguró que este episodio ya está “totalmente superado” y destacó que las relaciones bilaterales están enfocadas en temas migratorios y en la cooperación antinarcóticos. Sin embargo, el incidente dejó claro que las tensiones entre ambos países pueden surgir rápidamente bajo la administración de Trump.
Una Estrategia Antidrogas Redefinida
El presidente Gustavo Petro, el primer mandatario de tendencia izquierdista en la historia de Colombia, ha criticado duramente el prohibicionismo tradicional y ha argumentado que la “guerra contra las drogas” fracasó después de décadas de políticas represivas. En su lugar, Petro ha priorizado:
- Aumento de las interdicciones: Operativos para interceptar cargamentos de drogas.
- Combate al lavado de activos: Atacar las finanzas de las organizaciones criminales.
- Erradicación voluntaria: Abandonar la erradicación forzada de cultivos ilícitos y trabajar con campesinos para transitar hacia economías lícitas.
Uno de los proyectos más ambiciosos del gobierno de Petro es el plan de erradicación en la región del Catatumbo, fronteriza con Venezuela, donde se pretende eliminar 25.000 hectáreas de cultivos de hoja de coca. Esta cifra supera lo logrado en todo el país en años anteriores (10.000 hectáreas en 2024 y 20.000 en 2023).
El plan incluye pagar a los campesinos que acepten erradicar voluntariamente sus cultivos mientras reciben apoyo para desarrollar economías alternativas, así como implementar programas sociales e infraestructura para mejorar las condiciones de vida en estas áreas rurales.
Un Escenario Incierto
A pesar de estos esfuerzos, la canciller Sarabia reconoció que Colombia aún no ha “ganado la batalla” contra el narcotráfico. “Estamos trabajando en un plan estructurado para la disminución de cultivos ilícitos y esperamos que los resultados se evidencien en una certificación por parte de Estados Unidos”, afirmó.
Sin embargo, el aumento de los cultivos de hoja de coca y las críticas internacionales podrían inclinar la balanza hacia una posible descertificación. Esto sería un golpe significativo para Colombia, tanto en términos diplomáticos como económicos, y podría tensar aún más las relaciones con Washington.
Conclusión: Un Momento Crítico para Colombia
El gobierno de Petro enfrenta uno de los desafíos más complejos de su administración: equilibrar una estrategia antidrogas innovadora con las demandas de EE.UU. y la comunidad internacional. Mientras trabaja para reducir los cultivos ilícitos y mejorar las condiciones de vida en las zonas rurales, Colombia también debe navegar cuidadosamente las tensiones con la administración de Trump.
El anuncio de la certificación o descertificación por parte de EE.UU. en los próximos meses será determinante para el futuro de las relaciones bilaterales y para evaluar el éxito de la nueva estrategia colombiana. Por ahora, Petro y su equipo están apostando por resultados tangibles que puedan convencer a Washington de mantener la certificación, aunque el camino hacia ello sigue siendo incierto.