MADRID, 26 de marzo — El Instituto Nacional de Estadística (INE) confirmó este miércoles que la economía española cerró 2024 con un crecimiento del 3,2 %, medio punto más que en 2023 (2,7 %). Este desempeño económico se sustentó principalmente en el impulso del consumo nacional y la inversión, a pesar de una demanda externa más débil.
Patrón de Crecimiento Anual: Fortaleza Interna vs. Debilidad Externa
Según los datos publicados por el INE, el patrón de crecimiento anual se mantuvo consistente. La demanda nacional (consumo e inversión) contribuyó con 2,8 puntos porcentuales al PIB, mientras que la demanda externa (exportaciones e importaciones) aportó únicamente 0,3 puntos.
El consumo de los hogares fue uno de los principales motores del crecimiento, con un aumento del 2,8 % respecto al año anterior, es decir, 1,1 puntos más que en 2023. Por su parte, el consumo de las administraciones públicas moderó su avance al 4,9 %, frente al 5,2 % registrado en 2023.
La inversión también mostró un sólido desempeño, avanzando un 3 %, nueve décimas más que el año anterior, y acumula cuatro años consecutivos de crecimiento. El valor total del PIB a precios corrientes para 2024 alcanzó los 1.591.627 millones de euros, un 6,2 % superior al de 2023.
Crecimiento Trimestral del 0,8 % en el Cuarto Trimestre
En el cuarto trimestre de 2024, la economía española avanzó un 0,8 %, impulsada nuevamente por el consumo de los hogares, que creció un 1 %. La inversión empresarial también destacó con un incremento del 2,9 %, especialmente en maquinaria y bienes de equipo, que se dispararon un 7,6 %.
Sin embargo, la demanda externa siguió mostrando debilidad. Las exportaciones de bienes y servicios registraron una tasa intertrimestral del 0,1 %, tres décimas menos que en el tercer trimestre, mientras que las importaciones aumentaron un 1,4 %. Esto provocó que la demanda externa restara cuatro décimas al crecimiento trimestral.
Sectorial: Construcción y Servicios como Pilares del Crecimiento
Tres de los grandes sectores de actividad registraron incrementos significativos en el último trimestre del año:
- Construcción: Un notable crecimiento del 2,7 %.
- Servicios: Incremento del 1 %, liderado por actividades como información y comunicaciones (3 %) y actividades inmobiliarias (2,7 %). Sin embargo, hubo caídas en actividades artísticas (-2,8 %) y financieras (-2,1 %).
- Industria: Avance del 0,3 %, con un crecimiento del 0,5 % en la industria manufacturera.
Por el contrario, el sector agrícola experimentó una contracción del 0,7 % durante el trimestre.
Empleo y Productividad: Luces y Sombras
El mercado laboral mostró signos positivos, aunque con ciertas tensiones en términos de productividad. El número de horas trabajadas creció un 1,8 % trimestral, mientras que los puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo aumentaron un 0,8 %. Sin embargo, la productividad por hora efectivamente trabajada disminuyó un 1 %.
Desde el lado de las rentas, la remuneración de los asalariados subió un 2,4 % trimestral, reflejando una mejora en el poder adquisitivo de las familias. Además, el excedente de explotación bruto (vinculado a los márgenes empresariales) creció un 1,1 %, mientras que los impuestos netos sobre la producción y las importaciones aumentaron un 3,5 %.
España Lidera el Crecimiento en la Zona Euro
El Ministerio de Economía, Comercio y Empresa destacó en un comunicado que España lideró una vez más el crecimiento dentro de la zona euro, con un incremento del PIB 3,5 veces superior al promedio de la región. Además, el país aportó el 50 % del crecimiento total de la eurozona en 2024.
Las autoridades económicas destacaron que estos resultados demuestran que España “mantiene un crecimiento equilibrado, sostenible y robusto, capaz de seguir generando empleo de calidad y mejorando el poder adquisitivo de las familias”. Este contexto cobra especial relevancia en un entorno internacional marcado por la incertidumbre económica.
Conclusión
El crecimiento del 3,2 % en 2024 posiciona a España como una de las economías más dinámicas de Europa, gracias al impulso del consumo interno, la inversión y un mercado laboral en expansión. Sin embargo, la debilidad de la demanda externa y las presiones sobre la productividad plantean desafíos para mantener este ritmo en el futuro.
Con una economía diversificada y un crecimiento sostenido, España enfrenta 2025 con optimismo, aunque deberá abordar las tensiones globales y fortalecer su competitividad para consolidar su posición en el escenario internacional.