OTTAWA, Canadá, 15 de marzo.— El nuevo primer ministro canadiense, Mark Carney, tomó una decisión histórica pocas horas después de asumir el cargo: la cancelación del impopular impuesto a consumidores sobre emisiones de carbono. Este movimiento marca un cambio significativo en la política ambiental del país y demuestra el enfoque pragmático que Carney planea adoptar durante su liderazgo.


Eliminación del Impuesto al Carbono

El impuesto, que gravaba combustibles como la gasolina y el gas natural, había sido uno de los puntos más controvertidos del gobierno anterior liderado por Justin Trudeau. Aunque estaba diseñado para incentivar una transición hacia fuentes de energía más limpias, fue ampliamente criticado, especialmente en las áreas rurales, donde se percibía como una carga económica injusta para los hogares y pequeños negocios.

La eliminación del impuesto fue formalizada mediante una Orden en Consejo firmada por Carney el mismo día de su juramentación. Esta decisión responde a una de las principales demandas del opositor Partido Conservador y busca apaciguar las tensiones políticas internas antes de unas posibles elecciones anticipadas.

“Es hora de tomar decisiones que beneficien directamente a los ciudadanos”, declaró Carney tras anunciar la medida. “Nuestro enfoque será equilibrar el crecimiento económico con el compromiso ambiental.”

Carney también adelantó que convocará elecciones anticipadas antes de que se reanuden las sesiones del Parlamento canadiense el próximo 24 de marzo. Su objetivo es consolidar su liderazgo frente a un electorado que exige cambios tangibles.


Tensión Diplomática con Estados Unidos

Mientras Carney aborda los desafíos internos, también enfrenta tensiones externas, particularmente con Estados Unidos. Durante una reunión del G7 en Charlevoix, el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, minimizó las recientes amenazas del presidente Donald Trump de utilizar medidas económicas para presionar a Canadá a convertirse en el “estado número 51” de EE.UU., calificándolas de un simple “desacuerdo”.

Sin embargo, Carney respondió con firmeza:

“Es una locura. Simplemente. Es todo lo que se puede decir.”

El nuevo primer ministro reiteró categóricamente que Canadá nunca formará parte de Estados Unidos bajo ninguna circunstancia.

“Nunca, jamás, de ninguna forma seremos parte de Estados Unidos”, afirmó Carney, dejando claro su postura ante cualquier intento de erosión de la soberanía canadiense.


Revisión del Contrato de Aviones F-35

En otro mensaje dirigido a Washington, el nuevo ministro de Defensa canadiense, Bill Blair, anunció que Carney ha pedido revisar el contrato multimillonario para la compra de 88 aviones de combate F-35 fabricados por Lockheed Martin. Aunque no se ha ordenado la cancelación del acuerdo, Blair sugirió que Canadá podría reducir la cantidad de aviones adquiridos o explorar alternativas con otros fabricantes.

“Quizás no necesitemos todos los F-35 que hemos contratado”, explicó Blair. “Estamos evaluando si podríamos diversificar nuestras opciones con otros proveedores.”

Este posible cambio refleja una estrategia más independiente en materia de defensa y relaciones comerciales con EE.UU., un tema clave durante la administración de Trump, conocida por su enfoque proteccionista y sus disputas comerciales con Canadá.


Un Nuevo Comienzo Político

Mark Carney asumió oficialmente como primer ministro este viernes tras ser elegido líder del Partido Liberal el pasado domingo, sustituyendo a Justin Trudeau, quien renunció en enero tras una década en el poder. Su juramentación se llevó a cabo en Rideau Hall, la residencia oficial del gobernador general, marcando el inicio de una nueva era política en Canadá.

A pesar de representar al mismo partido que su predecesor, Carney ha prometido conformar un gabinete independiente y definir su propia agenda de gobierno. Se espera que su administración tenga un enfoque distinto, especialmente en temas económicos y en la relación con Estados Unidos.


Desafíos Futuros

Carney hereda un país enfrentado por desafíos internos y externos. La eliminación del impuesto al carbono busca ganar apoyo popular, pero también plantea interrogantes sobre cómo Canadá cumplirá sus compromisos climáticos internacionales. Además, la tensión con EE.UU. podría intensificarse si las políticas comerciales y de defensa adoptadas por Carney son vistas como contrarias a los intereses estadounidenses.

Por ahora, el nuevo primer ministro ha dejado claro que su prioridad será defender la soberanía canadiense mientras trabaja para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Sin embargo, su éxito dependerá de su capacidad para navegar los complejos desafíos políticos y económicos que enfrenta tanto dentro como fuera de sus fronteras.

“Es hora de un nuevo rumbo”, concluyó Carney en su discurso inaugural. “Juntos, construiremos un Canadá más fuerte, más justo y más resiliente.”

La comunidad internacional observa atentamente cómo evoluciona este nuevo capítulo en la historia política de Canadá, consciente de que las decisiones de Carney tendrán implicaciones globales en áreas como el comercio, el medio ambiente y la seguridad.

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