TORONTO, Canadá, 15 de marzo.— Hudson’s Bay, la empresa más antigua de Canadá con raíces que se remontan a 1670, está al borde del colapso financiero y ha anunciado planes para una liquidación inmediata que podría comenzar la próxima semana y concluir en junio. Aunque la compañía mantiene esperanzas de evitar un cierre total, su incapacidad para asegurar el financiamiento necesario ha llevado a esta sombría perspectiva.


Un Futuro Incierto: Liquidación Inminente

En un comunicado emitido tarde el viernes, Hudson’s Bay confirmó que no ha logrado obtener el capital suficiente para mantener operativas sus tiendas, lo que ha obligado a la empresa a planificar una liquidación “inmediata”. Este proceso abarcaría todas las 80 tiendas que opera en Canadá, incluidas las ubicaciones bajo las marcas Hudson’s Bay, Saks Fifth Avenue y Saks Off 5th.

El cierre de todo el negocio, que aún está pendiente de una audiencia judicial programada para el lunes, tendría un impacto devastador en los 9,364 empleados de la compañía en el país, quienes enfrentarían la pérdida de sus trabajos. Además, dejaría vacantes importantes espacios comerciales en centros urbanos clave, como Toronto, Vancouver y Montreal.

La presidenta y directora ejecutiva de Hudson’s Bay, Liz Rodbell, expresó su determinación por encontrar una solución alternativa:

“Nuestro equipo ha trabajado increíblemente duro para identificar un camino viable a seguir, y nuestra determinación se ve fortalecida por el abrumador apoyo de los clientes y asociados que han compartido historias conmovedoras sobre Hudson’s Bay y lo que nuestras tiendas han significado para ellos, sus familias y sus comunidades a lo largo de las generaciones.”

Sin embargo, la realidad financiera es implacable. Según documentos judiciales, la compañía solo ha conseguido un financiamiento “limitado” como deudor en posesión, insuficiente para cumplir con sus obligaciones actuales.


El Colapso Financiero Detrás del Declive

Hudson’s Bay solicitó protección ante los acreedores la semana pasada, revelando una deuda acumulada de más de $950 millones con decenas de acreedores, entre ellos gigantes de la moda como Ralph Lauren, Chanel, Columbia Sportswear, Diesel y Estée Lauder. La compañía también enfrenta tensiones comerciales entre EE.UU. y Canadá, así como una disminución en el tráfico de consumidores tras la pandemia de COVID-19.

En una declaración jurada presentada ante el tribunal, la directora financiera de la empresa matriz, Jennifer Bewley, explicó que la situación financiera de Hudson’s Bay era tan grave que algunos propietarios de locales ya habían tomado medidas drásticas. Por ejemplo, un propietario “cerró ilegalmente” una tienda en Sydney, Nueva Escocia, mientras que otro intentó confiscar mercadería en un local de Sherway Gardens, un centro comercial suburbano de Toronto.

Bewley destacó que sin una liquidación inmediata, la empresa no podrá cumplir con sus obligaciones financieras ni cubrir los costos operativos necesarios para mantenerse a flote.


Esperanzas de Salvación

A pesar de la gravedad de la situación, Hudson’s Bay afirma que sigue buscando opciones para evitar el cierre total. La compañía planea vender sus activos en los próximos meses mediante un proceso judicial que podría incluir una subasta si recibe múltiples ofertas calificadas. Sin embargo, este esfuerzo dependerá en gran medida de la cooperación de sus socios propietarios y otras partes interesadas clave.

“Estas experiencias impactantes nos recuerdan por qué debemos seguir aprovechando todas las oportunidades posibles para asegurar el apoyo necesario de los propietarios clave y otras partes interesadas para salvar la Bahía,” declaró Rodbell.


Un Legado Histórico en Riesgo

Fundada en 1670, Hudson’s Bay es una de las empresas más emblemáticas de Canadá, con una historia que abarca desde el comercio de pieles hasta su transformación en una cadena de grandes almacenes. Durante décadas, la marca ha sido un pilar del comercio minorista canadiense, pero su declive refleja los desafíos que enfrentan las tiendas departamentales tradicionales en un mundo dominado por el comercio electrónico.

La competencia de rivales como Amazon y la expansión de cadenas locales como Simons han erosionado gradualmente su base de clientes. Además, la falta de inversión estratégica en tecnología y marketing ha dejado a Hudson’s Bay rezagada frente a marcas más modernas y ágiles.


Impacto Económico y Social

Un cierre total de Hudson’s Bay no solo afectaría a miles de empleados, sino que también tendría consecuencias significativas para la economía canadiense. Las tiendas de la compañía ocupan espacios comerciales enormes, a menudo en ubicaciones clave dentro de centros urbanos y suburbanos. Su desaparición dejaría vacíos difíciles de llenar, especialmente en un mercado inmobiliario ya afectado por la recesión económica y la caída del tráfico peatonal en áreas comerciales.

Por ejemplo, en Ontario, donde Hudson’s Bay opera 32 sucursales, la pérdida de estos locales generaría presión adicional sobre los centros comerciales y distritos comerciales que dependen de estas tiendas como anclas.


Un Último Rayo de Esperanza

Hudson’s Bay ha intentado reestructurarse en años recientes, separando sus operaciones de lujo (como Saks Fifth Avenue) en entidades independientes para protegerlas de problemas financieros. Sin embargo, estas estrategias no han logrado revertir la tendencia negativa.

El magnate inmobiliario estadounidense Richard Baker, quien compró Hudson’s Bay en 2008 y la volvió privada en 2020, reconoció en su momento que la marca requería “capital paciente y una visión a largo plazo” para sobrevivir. Sin embargo, los últimos años han demostrado que liberar el potencial de la compañía no ha sido tarea fácil.


Conclusión: El Final de una Era

Si bien Hudson’s Bay aún alimenta esperanzas de evitar un cierre completo, la situación parece cada vez más insostenible. La liquidación inminente marcaría el fin de una era para una de las instituciones más emblemáticas de Canadá, dejando un vacío tanto en el sector minorista como en el tejido cultural del país.

El futuro de Hudson’s Bay ahora depende de la capacidad de la empresa para encontrar inversores dispuestos a apostar por su legado histórico y su potencial inmobiliario. Sin embargo, muchos temen que esta vez no haya salvación posible para una marca que ha sido testigo de más de tres siglos de historia canadiense.

“Es un momento triste para todos los que alguna vez caminaron por sus pasillos o encontraron regalos perfectos en sus estanterías,” dijo un cliente fiel en redes sociales, resumiendo el sentimiento generalizado de nostalgia y preocupación.

Mientras tanto, la comunidad empresarial y los trabajadores esperan ansiosos el resultado de la audiencia judicial del lunes, conscientes de que el destino de Hudson’s Bay podría definirse en cuestión de días.

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