TORONTO, 12 de marzo.— El primer ministro entrante de Canadá, Mark Carney, dejó claro este miércoles que está dispuesto a reunirse con el presidente estadounidense Donald Trump, pero solo si hay un respeto mutuo por la soberanía canadiense y un compromiso para trabajar en un enfoque común sobre comercio. Este anuncio llega en medio de una escalada sin precedentes en las tensiones comerciales entre ambos países, con aranceles punitivos impuestos por Estados Unidos y represalias canadienses.
El Contexto: Guerra Comercial y Amenazas de Anexión
Trump ha intensificado su retórica contra Canadá en los últimos meses, utilizando tácticas de coerción económica para presionar al país vecino. Entre sus demandas más controvertidas figura la sugerencia de que Canadá debería convertirse en el “51º estado” de Estados Unidos, una propuesta que ha generado indignación generalizada en Canadá.
En una declaración particularmente provocadora, Trump calificó recientemente la frontera entre ambos países como una “línea ficticia”, reforzando sus amenazas económicas con argumentos que muchos consideran irrespetuosos hacia la soberanía canadiense.
Estas tensiones se han materializado en medidas comerciales agresivas. El martes, Trump aumentó oficialmente los aranceles sobre todas las importaciones de acero y aluminio desde Canadá al 25%, afectando gravemente a una industria clave para la economía canadiense. Canadá es el mayor proveedor extranjero de estos materiales para Estados Unidos.
Carney: Un Enfoque Constructivo, Pero Basado en Principios
Hablando desde una fábrica de acero en Hamilton, Ontario, Carney señaló que los trabajadores de ambos lados de la frontera estarían mejor si la asociación económica y de seguridad más grande del mundo pudiera ser renovada y relanzada. Sin embargo, subrayó que cualquier diálogo debe basarse en el respeto mutuo.
“Estoy listo para sentarme con el presidente Trump en el momento apropiado bajo una posición donde haya respeto por la soberanía canadiense y estemos trabajando por un enfoque común, un enfoque mucho más integral para el comercio”, declaró Carney.
El primer ministro entrante reconoció las preocupaciones de Trump sobre los trabajadores estadounidenses y el problema del fentanilo, pero criticó duramente los “aranceles injustificados” impuestos por Estados Unidos.
“Hoy es un día difícil para Canadá y la industria debido a estos aranceles injustificados que se han impuesto”, añadió.
Contramedidas Canadienses
En respuesta a los nuevos aranceles estadounidenses, Canadá anunció una serie de medidas de represalia valoradas en 29.800 millones de dólares canadienses (20.700 millones de dólares), que entrarán en vigor a partir del jueves. Estos aranceles afectarán productos clave como:
- Acero y aluminio estadounidenses
- Computadoras
- Equipos deportivos
- Calentadores de agua
Esta nueva ronda de aranceles se suma a las medidas implementadas el 4 de marzo, cuando Canadá impuso un gravamen del 25% sobre 30.000 millones de dólares canadienses (20.800 millones de dólares) en importaciones de Estados Unidos, en respuesta a otros aranceles previamente establecidos por Trump.
“No queremos hacer esto porque creemos en fronteras abiertas y en un comercio libre y justo, pero lo estamos haciendo en respuesta”, explicó Carney.
Críticas Diplomáticas: Joly Denuncia la Retórica de Trump
La ministra de Relaciones Exteriores de Canadá, Mélanie Joly, también se pronunció sobre la situación, describiendo los aranceles de Trump como “injustificados” y criticando su retórica sobre la soberanía canadiense. Según Joly, las excusas detrás de estas medidas cambian constantemente, pero siempre están acompañadas por una actitud despectiva hacia Canadá.
“La única constante en esta guerra comercial injustificable parece ser el discurso del presidente Trump sobre la anexión de nuestro país a través de la coerción económica. Ayer llamó a nuestra frontera una línea ficticia y repitió su irrespetuosa retórica del 51º estado”, afirmó Joly.
La ministra destacó que Canadá ya había abordado todas las preocupaciones planteadas por Estados Unidos sobre la frontera, incluidas cuestiones relacionadas con el contrabando de fentanilo. Además, defendió la contribución canadiense a la seguridad nacional de Estados Unidos, señalando que tanto el acero como el aluminio canadienses son esenciales para proyectos de defensa conjuntos.
“La excusa para la primera ronda fueron afirmaciones exageradas sobre nuestra frontera. Abordamos todas las preocupaciones planteadas por Estados Unidos”, dijo Joly. “La última excusa es la seguridad nacional, a pesar de que el acero y el aluminio de Canadá contribuyen a la seguridad de Estados Unidos.”
Una Crisis de Confianza
Las acciones de Trump han generado una profunda crisis de confianza en la relación bilateral. Mientras que el presidente estadounidense ha justificado sus aranceles con argumentos sobre el fentanilo y los altos impuestos a los productos lácteos que, según él, perjudican a los agricultores estadounidenses, muchos en Canadá ven estas medidas como una estrategia política diseñada para debilitar económicamente al país antes de las próximas elecciones.
Joly enfatizó que Carney, quien asumirá formalmente el cargo en los próximos días, es una figura seria y profesional que solo participará en conversaciones constructivas.
“El señor Carney es una persona seria, un hombre serio, y solo se involucrará si hay conversaciones serias”, concluyó.
Conclusión: ¿Hacia Dónde Va la Relación?
La postura firme adoptada por Canadá refleja una clara intención de defender su soberanía frente a lo que perciben como una agresión económica injustificada. Aunque Carney ha expresado disposición para dialogar, queda por verse si Trump estará dispuesto a moderar su retórica y abordar los problemas comerciales de manera equitativa.
Mientras tanto, las tensiones siguen escalando, con Canadá preparándose para imponer más aranceles si es necesario. La relación entre ambos países, históricamente caracterizada por la cooperación y la integración económica, enfrenta uno de sus momentos más críticos en décadas.
“La mayor asociación económica y de seguridad del mundo está en juego. Es posible renovarla, pero solo si ambas partes actúan con respeto y responsabilidad”, concluyó Carney.
El mundo observa cómo evoluciona esta disputa, consciente de que cualquier desenlace tendrá implicaciones significativas no solo para América del Norte, sino para el sistema global de comercio.